The End Of Life

Supervivencia

"Sabes, tienes que sujetar bien tus pantalones que necesitamos un cambio, ya no podemos esperar, por que mientras transcurre el paso del tiempo tu alma decae y marchita"

-¡Hey, tu!- me despierta un hombre, no puedo ver su cara por la cantidad de luz.- levantate de ahí, esa es mi banca.
-¿Su banca?...
-Sí, anda, búscate la tuya, esa es una excelente cama para nosotros los vagabundos.
- Sí, bueno, lo siento creo.
-Rápido

Me levanto atontada, anoche pasé una muy mala noche, de hecho, aún no recuerdo cuántos tipos de droga me ofrecieron. Sólo espero no haber aceptado ninguno, aunque ni siquiera sé dónde estoy...

Han pasado algunas semanas, casi 5 meses desde que "empecé de nuevo" y mi dinero desaparece, apenas si lograré sobrevivir unas cuantas semanas más.
Empiezo a preocuparme ya que no tengo ninguna fuente de ingresos. Tengo que mantener la calma es obvio que esto me iba a suceder en algún momento solo tengo que buscar alguna manera de hacer dinero sin denigrarme.
He pasado a la lavandería unas cuantas veces así que no huelo tan mal, logré robar un maletín a una tienda así que todo bien, me dirijo al centro de la ciudad y de pronto siento como todos empiezan a mirarme, siento como sus miradas queman pero, aún no comprendo por qué, así que trato de camuflarme entre las personas, funcionó por un tiempo hasta que...
Estoy apoyada a un edificio, a mi lado una madre con su hijo de no más de 5 años.
-Mamá mira, es la chica de la foto.- la madre se vuelve y me mira asustada.
-Tu nombre es Audrey cierto, eres la niña de los noticieros, la del aeropuerto. ¿Estás bien? Llamaré a la policía, debes de estar feliz de que alguien te encontrara y ayudara.

Retrocedo lentamente pero una de las señoras que ahí esperan sostiene mi mano rápidamente y cada vez más firme.
-¡Señora le exijo que me suelte!- Digo con tono firme.
-Acaso no ve que quieren ayudarle, esta vez no se escapará y la policía viene en camino.
-¡Qué me suelte mierda!
-Que descarada, que vergüenza, ahora sé por que no tiene familia.
Golpeo fuertemente el brazo de la señora hacia abajo y logró soltar el amarre, la agarro de la camisa y le digo.
-Usted no es quién para hablar de mi familia, así que, si quiere seguir viviendo le sugiero que no se meta en lo que no le importa.

-Ayuda, está loca, policía!- la suelto bruscamente y la empujo de pronto noto que personas desconocidas se acercan y detrás la policía, necesito correr y rápido.
Empiezo a correr con todas mis fuerzas lo más que me dan las piernas.
-¡Zorra!- grito desde lo largo entre risas y continuo pero esta vez con más adrenalina dentro de mi. Sigo corriendo durante un tiempo tratando de esquivar a los policías, de seguro ya los perdí, tengo mucho de estar huyendo, de pronto escucho las sirenas de los autos de policia, sin pensarlo entro en un callejón donde creo haber perdido a los policías. Mis pulmones arden y mis piernas tiemblan, nunca en mi vida había corrido de esa manera, y ahora estoy segura de que estoy en problemas, necesito una solución.
Podría irme del país, en pocos días cumplo 17, tal vez sea más fácil.
Caigo en cuenta de mi ubicación.
*Mierda
Necesito salir de aquí pero no sé dónde estoy.
Escucho unos pasos detrás.
*Mierda, mierda y más mierda
Estoy débil así que empiezo a caminar rápido, tratando de correr pero mis piernas aún están muy temblorosas, puedo escuchar los rápidos pasos de la persona así que trató de acelerar el paso pero es prácticamente inútil.

Intento huir, pero me tiene, ya es muy tarde.
Con su largo brazo rodea mi cuello, de pronto noto que su contextura es delgada, no es un gran rival pero de pronto siento un arma blanca, algo así como una navaja. Aunque suene extraño me relajo, de alguna manera me alegra saber que no es un arma de fuego, levanto mis manos en signo de rendición, mientras el tipo jala de mi.
-Tengo otra Carlos, ¿donde la llevo?
-A las escaleras, voy por un saco.
Al parecer estaba por unos edificios de algún tipo de narcos o traficantes de personas, no sé.
Solo trato de aflojar su amarre, pero sigo sintiéndome débil, mi condición física es un asco.

-Apuesto a que los peces gordos nos pagarán muy bien por ti, de seguro eres virgen.
El tipo empieza a pasar su lengua por mi mejilla y a oler mi cabello, hago un ademán de asco y trato de soltarme, mueve su navaja de mi espalda hasta mi cuello eso me de la oportunidad perfecta ya he recuperado un poco el aliento, lo suficiente como para irme. Golpeo su quijada con mi cabeza, el me suelta pero muy molesto trata de agarrarme y corta mi mejilla.

Una fuerza extraña se apodera de mi ser, con mi mejilla sangrando me vuelvo hacia el, lo miro fijamente, el odio y rabia me consumen. El se acerca tratando de retarme aún con la navaja en mano, cada vez se acerca más, yo me mantengo en mi sitio aún sin quitarle la mirada.
Al fin de frente, noto su preocupación y eso me encanta, sin pensarlo me lanzo hacia el, no es fornido así que es pan comido aparto su brazo y logro adueñarme de la navaja y empiezo a acuchillado, una y otra vez. En el pecho, y el estómago, la sangre empieza a salir por todas partes y sus gritos son ahogados gracias a la sangre.
Agarro su lengua, la corto y la lanzo.
El está tendido en el suelo esperando su muerte y yo estoy sentada sobre el esperando el momento.
Y de repente escuchó detrás de mi cabeza como recargan un arma.
*Joder
-Levántate ahora. Suena la voz del tal Carlos.
Levanto mis manos de nuevo y me pongo sobre mis pies. Pero la adrenalina aún recorre mi cuerpo, tomo la boca de la pistola y la aparto hacia mi lado derecho en ese mismo instante mi mano derecha golpea su mano, así que suelta el arma, no sé mucho de armas pero sé que está cargada. Hago mi mirada y sonrío, Carlos retrocede pero de nada le servirá, ahora en el callejón lo único que puedes escuchar es el eco de un disparo en la frente.
Un arma en mi mano, dos cadáveres y mi ropa con parchones de un rojo carmín.

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¡Hola a todos!

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