Prólogo

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Desde que tenía ocho años he visto la vida de muchas personas pasar frente a mis ojos. Hace diez años que añoro el día en que sea yo la que disfrute de las alegrías terrenales. Cada vez se hace más grande la presión que llevo en el pecho desde aquel accidente. Ese percance que me envió a este paraíso congelado en el tiempo que sirve como mi prisión. Aquí solo sirvo de espectador. Como si esto fuera una biblioteca que envés de libros contiene millones y millones de películas; películas que puedo pausar, retroceder, adelantar o enfocar, pero que nunca puedo cambiar. No importa cuanto lo quiera o lo desee solo soy una espectadora a la que se le ha arrebatado el derecho de crear.

Quizás algunos digan que al menos estoy viva, pero eso sería una gran mentira. Esto no es vivir. No tengo poder para cambiar las situaciones o ejercer alguna decisión que haya tomado. Definitivamente, la muerte en vida es la peor de todas. Y más aún cuando quedas en el olvido.

Como yo.

Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora