Esto no es más que otra Guerra Fría desatada en menor rango, a mayor extensión. Desarrollada por ni más ni menos que muchos miles de jóvenes alrededor de todo el planeta, peleando en solitario contra la otra parte del conflicto, ellos.
Ignorantes estúpidos y egocentristas. Superficiales. Autoproclamados "superiores". Personas inútiles y patéticas que no saben lo que hacen. Idiotas.
Es una histeria colectiva separada por el autismo y el miedo. El miedo a caer, miedo a la traición, miedo a las mentiras.
Todos, parecidos por simples cosas, la autoagresión y los trastornos alimenticios. ¿Por qué? Todo por culpa de la sociedad y su estúpido perfeccionalismo. Porque no pueden aceptar a alguien diferente. Ellos no son un Dios como para hacernos a su semejanza. No pueden. No deben.
Lastimosamente nuestra autoestima es tan baja, que la crítica del más estúpido puede hacernos caer. Ellos nos hacen creer esa realidad que inventan según sus estereotipos. Y nosotros queremos gritar, pero preferimos hacerlo en silencio, tintando nuestros dedos de color amarillo y rayando nuestros cuerpos con una cuchilla en vez de un lápiz. Basta. ¿Están felices ya? No, ellos no se conforman, ni se conformarán. Ellos no entienden. No pueden o simplemente no desean hacerlo. Por eso intentamos estar solos. Por eso no pedimos ayuda. La necesitamos, pero cómo volvemos a confiar después de tantas mentiras.
¿Y qué si sólo es miedo?
Esto quizá sea histeria, incluso una moda, pero para nosotros es real.
Queremos creer que no nos estamos mintiendo. A veces querer no es poder, cuando se llega tarde.