Te esperé día y noche.
Te esperé en el campo, en la ciudad, en internet, en el celular.
Te esperé mirando el cielo, te esperé soñando, te esperé riendo y esperé llorando.
Te esperé durante cinco años.
Te ame tanto que me olvidé de amarme.
Te cuidé tanto, que me olvidé de cuidarme.
Desee tanto que fueras feliz y que nada te duela, que me olvidé de mi felicidad y mi dolor.
Te recordé tanto cada día, que me olvidé de mi.
Y para vos fue perfecto, hasta que un día lo noté.
Me lo había dicho mamá, y también papá. Me lo dijo mi abuela, mis amigas, la terapeuta.
Nunca lo escuché ni lo entendí, o quizás no quise hacerlo, o quizás no era el momento.
Hasta que un día, me lo dije yo, muy bajito, desde lo más profundo. Y ese día entendí.
Entendí que el amor no eramos nosotros.
No sabía si me amabas, si me odiabas. Me cristalizabas en un pedestal, y al otro día me engañabas. Conviví con la bella y la bestia, y comprendí mucho después cuando hay dos versiones de una persona, en realidad sólo existe una: la bestia.
Gritabas, insultabas, te ibas. Dolías.
Y luego preguntaste que hice todos esos años: amarte.
Te amé, te esperé, te consolé, te cuidé.
Y vos jurabas cuidarme de todo.
Pero se te olvidó cuidarme de vos, de tu oscuridad.
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Me olvidé de cuidar de mí.
CasualeTe esperé día y noche. Te esperé en el campo, en la ciudad, en internet, en el celular. Te esperé mirando el cielo, te esperé soñando, te esperé riendo y esperé llorando. Te esperé durante cinco años. Te ame tanto que me olvidé de amarme. Te cuidé...