Goodbye || Kim NamJoon ||

004

Han pasado ya 5 meses desde aquel día, en el que Nam ingresó a mi auto.

Me he esforzado arduamente en aprender coreano. Eso de seguir comunicándonos con un teléfono, no era lo mejor del mundo.

Podría decir que sé lo suficiente como para poder sobrevivir en aquel país.

JungKook es un gran maestro. Sé que soy frustrante y hartante, sin embargo, él me ha soportado.

En verdad lo adoro por eso.

¿Cómo he estado yo?

Bien, absolutamente bien. Nada fuera de lo normal a pasado.

Bueno, o a menos que todos vivan con una celebridad de otro país. Sin contar aquello, todo es normal.

Él tomaba un descanso, antes de regresar. Decidió hacerlo aquí.

— Hello amiga— saludó Jessica una vez que abrí la puerta.

— Hola— devolví el saludo sonriente.

— Y, ¿qué haremos?— cuestionó mientras se adentraba en el departamento.

— Veremos algunas películas— expliqué, sus ojos se iluminaron.

— ¡Genial!— exclamó alegre, mientras aplaudía.

Reí divertida.

— ¿Ya están aquí?— preguntó Nam, cuando ingresé a la cocina. Él se encontraba entretenido haciendo palomitas.

— Solo ha llegado Jessica— informé, él asintió— Pero creo que en unos momentos se va a alterar— mordí mi labio inferior.

Él frunció el ceño.

— ¿Por qué?—preguntó ligeramente confundido.

— Ella no sabe que también llamé a JungKook, si se entera me mata, primero se altera ¿verdad? y después me mata— él rió divertido.

— No creo que sea para tanto— le restó importancia a mi exageración.

— ¡¿Qué haces aquí?!— el grito de mi amiga interrumpe nuestra pequeña charla.

Enarqué una ceja.

Tenía razón.

— ¿Lo ves?, esta es la primera fase. Iré antes de que se maten vivos— él negó con diversión.

— Te hice una pregunta— ella permanecía frente a él cruzada de brazos, exigiendo tal respuesta.

— Melany me invitó ¿contenta?, créeme que de saber que estarías aquí, no hubiera venido.

Antes de que empezase la guerra me interpuse en la conversación.

— Yo lo invité Jess, ¿hay algún problema?— ella me miró obvia.

— Claro que lo hay, tú..- calló y me alejó un poco— Tú lo sabes muy bien— susurró.

A decir verdad, han estado discutiendo más de lo usual.

— Nos olvidaremos de todo, y conviviremos tranquilos— hablé, mi amiga me fulminó con la mirada. La ignoré completamente.

Nam llegó con dos botes de palomitas en mano.

— ¿Todo en orden?— susurró.

— Todo bien— él sonrió y se dispuso a buscar una película.

(...)

— No es normal, en verdad, ellos no discutían tanto— le conté a Nam, una vez que regresamos a la cocina por bebidas.