La casa de 10 dolares

Capítulo 3

- ¡Que bien lo vamos a pasar! - Exclamó la voz extraña. - Cuando queráis podéis pasar a la siguiente prueba. No os pienso decir nada sobre lo que os espera, cuanta más sorpresa mejor. ¡A divertirse chicos y chicas!

Thomas se encontraba terriblemente afectado. Todo se le había venido encima de una forma muy brusca, y él no pudo hacer nada. Sin embargo se decidió a avanzar junto a su grupo para tratar de retrasarlos lo menos posible. Aunque Thomas era extremadamente independiente, siempre se sentía muy culpable cuando su equipo perdía por su culpa.

El pasillo era bastante estrecho, por lo que iban por parejas a excepción de Thomas, que iba solo por detrás del grupo. Delante suya se encontraban Raquel y Alice mientras que Daniel y Marcos lideraban la fila. Raquel se frenó en seco hasta que Thomas le alcanzó y empezó a andar con el.

- ¿Se puede saber por qué estas así? - Preguntó Raquel en un tono inusualmente borde. Thomas continuó en silencio con la cabeza baja

- ¿No piensas hablar no? Muy bien, pero no nos molestes y aporta todo lo que puedas en las pruebas, ¿vale? - Dijo la chica con un tono autoritario. Después empezó a andar con más velocidad hacia delante, con la intención de alcanzar a Alice, sin embargo, Thomas frenó su ágil paso poniendo una mano en su hombro.

- ¿Cómo averiguaste que la entrada estaba en la ventana y no en otro lugar? - La duda estaba atormentando a Thomas desde hace tiempo, no tenía más opción que preguntarlo. Raquel hurgó en su bolsillo y sacó de nuevo su cigarro electrónico

- Utilicé esto, ya es cosa tuya deducir para qué. - La respuesta de Raquel sorprendió bastante a Thomas, ¿acaso no lo utilizaba para fumar?

La chica avanzó de nuevo hacia la posición de Alice, dejando a Thomas pensando en la forma en la que utilizó ese cigarro para averiguar la entrada.

- ¿Cómo ha ido? - Preguntó Alice a Raquel

- No ha dicho nada sobre su estado, simplemente me preguntó por la forma en la que conseguí averiguar la entrada. Al menos eso le distraerá un poco.

- ¿Piensas que será útil?

- Dale tiempo, Alice, tiene mucho potencial. Simplemente creo que le ha afectado el no ser tan superior como el creía, tenemos que esperar a que lo supere. Mientras tanto nosotros cubriremos su puesto.

- No te sueles equivocar, Raquel, espero que esta no sea la primera vez. - Raquel asintió dando por acabada la conversación.

Thomas continuó pensando alrededor de quince minutos hasta que una idea se formuló en su cabeza, ¿cómo no se le había ocurrido antes?. Lo que Raquel había hecho era un truco muy simple. Echaba humo en todas las posibles entradas, si el humo se colaba por un hueco, ahí estaba la entrada, por lo que solo tuvo que ir echando humo en todas las ventanas hasta dar con la correcta. Por esa razón sostenía el cigarro cuando exclamó "¡Aquí está!".

Sin apenas darse cuenta ya habían llegado a la sala de la prueba. Thomas estaba tan concentrado que se chocó con Raquel, ya que el grupo se había parado antes de entrar a la sala.

- ¿Quien va primero? - Preguntó Daniel. Todos miraron al chico, dándole a entender que él iba a ser el pionero. - Eso me pasa por preguntar.

Daniel abrió la puerta y entró en una sala de unos 20 metros cuadrados, bastante grande para ser únicamente para una prueba. La sala era completamente blanca y estaba prácticamente vacía, a excepción de tres pilares situados en algunas esquinas. Encima de dichos pilares se encontraban tres gafas de cristales oscuros. Un letrero situado en la pared frontal decía lo siguiente: "Si alguien no necesita agudizar la vista, esa es la fuerza. Probablemente las más listas, no necesiten esa destreza"