Prólogo.

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*Narra Juana*

Agarré fuertemente la sábana que tapaba a mi compañera de cuarto, solo quería protegerme, de los posibles mounstros que podían acudir por la noche después de haber visto Pokemon. Esa película siempre había sido mi carta blanca. Todas esas caras tan inocentes y a la vez maléficas. Quien sabe, quizás aparecerían en mis sueños con su carita de buenos, para luego chuparme todos los sesos.

-Puta, devuelveme la sábana.-dijo Fulgencia en un alarido medio zombie. 

-No, que tengo miedo. 

-A cagar al váter.

-No, que no funciona la cadena y se queda el ñordo flotando. 

-Tio, las pelis de miedo te ponen más activa que un actimel. 

-Vete.-suspiré, me hubiese gustado tener un cuchillo en ese preciso momento para matarla por la gilipollez que había osado decir.- Pokemon es muy gore. 

-Bueno, sí. Cuidado que Rakitic viene y te mata.

-Eso es un jugador de fútbol.-aclaré, resentida. 

-¿Qué más da? Suena a Pokemon, y además, azul. 

*Narra Fulgencia*

La miré como si me hubiese escupido un chicle en la cara, cosa que ya había hecho más veces, y saqué la escopeta que tenía en el armario. Sí, la de emergencias. No se sabe qué puede llegar a pasar en aquel internado de mierda.

Apunté y le diparé, pero solo rocé su oreja.

-Imbecil. -Dijo Juana limpiando con un índice una gotita de sangre. Después lo lamió a lo porno.- No te pareces a Tobias, deja el complejo. 

-Joder, puta vida...

-Tete.

Ahora sí que le disparé, pero en la cabeza. Lo único malo fue que no le di, sin embargo, la pared había recibido el disparo y se había caído, dejando al descubierto el baño de los chicos. Para nuestra sorpresa, Ramón y Manolo se encontraban realizando un acto que no podemos nombrar por respeto a los menores.

-Tío, dais más asco que cagar. ¿Por qué no nos habéis avisado?-Juana se quería unir a aquella... ¿Cómo llamarlo? ¿Frungección?

-Yo también quería. Mm.-Yo que estaba urgando mi nariz, me comí el moco una vez dicha la frase. Después prosiguí, aún con el rico saborcito de este.- Ahora os vamos a hacer la vida imposible.

Un trueno resonó en la estancia. 

-Parece que va a llover- Dijo Ramón.

-No, he sido yo.-Argumentó Sandrita Malita abriendo la puerta del habitáculo en el que estaba haciendo popó.

-Este es el baño de los chicos.-dijo Manolo, shockeado relamiéndose los labios al saber que una chica había estado encerrada en uno de lo servicios mientras él metía cositas en otros sitios, a pesar de que hubiese estado cagando.

-Pues eso.-Se quejó Sandrita, haciendo asomar su cosita por el retrete.

Ahora tendríamos que llamarle (o llamarla, ya no sabemos cómo decirlo) Sandrito.

Scary ass.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora