Capítulo 2

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Un nuevo día empezaba en la Academia, y este no pintaba muy bien para Steve, primero porque James no había podido asistir al instituto, porque "accidentalmente" resultó herido en la clase de deportes, segundo, porque el profesor Charles, con quien tenía las dos horas anteriores al almuerzo no había asistido por un inconveniente familiar y tercero, porque sus acosadores habituales no estaban por allí.

Cuando estas tres cosas se reunían, nunca terminaban en algo bueno para su persona. La ultima vez que esto sucedió, despertó inconsciente en la enfermería y con el brazo dislocado, y para empeorar la situación, por razones que desconocía, Stark termino en suspensión tres días y en ese tiempo no le pudo ver.

Sabia que debía dejar de ser pesimista, pero era mejor esto a que hacerse falsas ilusiones, pensando en que nada malo iba a ocurrir, lo mejor era estar preparado.

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Cuando Dios creo el arte, seguramente pensó en ti. Un ser especial, con una cara preciosa, con unos grandes y bellos ojos cafés, con tentadores ríos de cabello chocolate, y con unos hermosos y provocativos labios, que en las más profundas de mis fantasías y deseos anhelo probar.

    S.R

*-*

Cerro su libreta y se recostó sobre el árbol que se encontraba a su espalda. El día era precioso, y la inspiración le había llegado como una marejada, siendo algo que no se pudo negar a tomar.

Había preferido pasar gran parte del tiempo fuera de los pasillos de la academia y había hallado en ese lugar paz e inspiración para escribir unos cuantos versos, pero, ahora se encontraba en un terrible dilema, pues su libreta de dibujo se había quedado en su casillero y quería aprovechar las vistas para retratar el paisaje, pero, regresar implicaba exponerse a ser objeto de los abusos de HYDRA, que era como se le conocía al grupo de pandilleros de la academia.

Regresar o no regresar, he ahí el dilema.

Dio un hondo suspiro, antes de guardar sus cosas y ponerse de pie, él no tenia porque atemorizarse, así que iría, tomaría su cuaderno y regresaría a su lugar, para retratar aquel hermoso paisaje.

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Anthony Stark se encontraba en su salón, ignorando todo lo que decía el profesor de física, mientras se perdía mirando por la ventana a alguien en específico. Un suspiro abandono sus labios, mientras observaba como se perdía entre las letras que plasmaba en aquella libreta que resguardaba siempre con tanto recelo.

Dios, el amor lo tenia verdaderamente mal, si, era un adolescente y era perfectamente normal que esto le sucediese a su edad, pero nunca se imaginó que le llegase a afectar con tanta intensidad. Aunque, siendo completamente honesto consigo mismo, él sabia perfectamente que aquello no había empezado en su adolecencia.

Recordó, no sin cierto grado de satisfacción lo sucedido el día anterior. Ja! Eso le pasaba al idiota de Barnes por andar coqueteando con cualquiera aún cuando Steve estaba enamorado de él. Fue inevitable que la furia recorriera su cuerpo cuando vio al mapache ese insinuandosele a Dolores y a Natasha. Que demonios se creía ese idiota, no era justo que jugara de esa forma con Steve.

Sabía ese imbécil cuanto desearía él tener una oportunidad como esa, poder ser el dueño de los pensamientos y suspiros del rubio, ser la persona que estuviese a su lado, aquel a quien mirase con amor, el único que tuviese derecho de recibir sus caricias, de probar esos hermosos y perfectos labios rosados, el único dueño de sus sonrisas, y quien pudiese escuchar su hermosa voz susurrándole palabras de amor.

Rumores, Malentendidos Y Situaciones IncomodasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora