Capítulo 3

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Steve se encontraba recostado contra la pared, mientras trataba de recuperar el aire y buscaba una posición cómoda, tratando de mitigar el dolor. Aunque el dolor físico que sentía, jamas podría compararse con el dolor emocional que sentía por haber perdido su preciada libreta.

Esa libreta, a pesar de no ser la única que poseía, era sumamente especial, pues, en ella se encontraban consignados en forma de apuntes los pensamientos y las sensaciones que le producía Tony, además, ese sería el ultimo año en que lo vería, quería llevarse el más hermoso recuerdo de su amor de academia, pero, desafortunadamente, las malas intensiones de esos bravucones habían truncado sus deseos.

A través de la mordaza que cubre sus ojos, capta un halo de luz que es producido por la puerta al ser abierta. Se extraña al oír y vislumbrar que esta ha sido cerrada rápidamente, y el sentir allí la presencia de alguien además de él dentro de aquel reducido espacio, hace que se ponga en estado de alerta y que se enderece, tomando una postura firme y estando alerta a cualquier cosa que pueda pasar.

—quien anda ahí — pregunto con la voz firme, tratando de esconder su temor, puesto que estaba atado y vendado, así que si alguien quisiese lastimarlo, esta era su oportunidad.

El silencio fue su respuesta. La persona que se encontraba allí con él, simplemente camino, sin pronunciar palabra alguna, y se puso frente a él, causándole un poco de temor.

—vas a hacerme daño, verdad— afirmó, mientras se ponía en estado vigía y tensaba su cuerpo, agudizando los sentidos con los que contaba y preparándose para enfrentarse a lo que viniese.

—no— la voz del contrario rompió el silencio, hablando por primera vez. A Steve le sorprendió en demasía su respuesta. El rubio puso sumo cuidado a su voz, notando que esta era la voz de un chico, y que era sumamente varonil y atrayente, siendo esta una voz digna del típico chico atractivo de instituto, que va rompiendo corazones a su paso.

—entonces, tu puedes ayudarme, por favor, sueltame— pidió con un  tinte de alivio en su voz, pero la respuesta del contrario lo descolocó completamente.

—no, no puedo— dijo simplemente, mientras se acercaba un poco más al rubio.

—también estas amordazado al igual que yo— pregunto con curiosidad.

—no— respondió escuetamente.

—entonces porque no me dejas salir, porque no me quieres liberar— pregunto alterado, tratando de pegarse lo más posible a la pared, mientras pensaba en alguna forma de escapar.

—porque esta es la única oportunidad que tengo para estar contigo antes de que te vayas— respondió con sinceridad, mientras llevaba una de sus manos a las mejillas del rubio y dejaba una suave caricia sobre esta.

Steve se estremeció ante el contacto, las manos del chico frente a él, estas eran cálidas, grandes y un poco ásperas, pero su caricia fue delicada y sutil. Un ligero sonrojo baño sus mejillas y una pequeña risa se escucho del contrario, risa que a él se le antojo hermosa.

—que quieres decir— pregunto con curiosidad y vergüenza.

—si lo entiendes un poco mejor, la razón por la que estamos aquí es porque me gustas. Y antes de que llegues a suponerlo, no, no formo parte de la manada de animales de la academia. Cuando yo llegue, ellos ya se estaban marchando, lo siento, siempre llegó tarde— se disculpó con sinceridad, y el rubio se avergonzó aún más por estas palabras. Nunca nadie le había dicho algo así y eso causó que un pequeño calor se alojara en su pecho.

En la oscuridad que aquella venda sobre sus ojos, quiso imaginar que el chico que se encontraba enfrente suyo era un chico un poco más alto que él, que sus cabellos eran ríos castaños semi enmarañados, que los ojos que le miraban en la oscuridad de aquel pequeño lugar eran unos hermosos orbes castaños, rodeados por una buena capa de pestañas oscuras, que acentuaban su mirar, que la mano que ahora repartía caricias suaves en su mejilla era una mano de precioso color cetrina, y que aquellos labios que le prodigaban aquellas palabras eran unos tentadores labios de color durazno.

Rumores, Malentendidos Y Situaciones IncomodasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora