III

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No hablaban, Chūya hacía de todo por desaparecer temprano y Dazai ni siquiera intentaba algo; siempre llegaba cuando el pelirrojo ya estaba bien dormido.

Llevaban medio año así, huyendo uno del otro. Aunque quizá sólo era Chūya quien hacía hasta lo imposible por no tener que tratar con el castaño. Desde el incidente en la cafetería que no habían vuelto a tratarse, pero cada que Chūya recordaba la mirada de Dazai posada en su rostro, se le estrujaba el estómago y sin querer sus mejillas ardían. Era pasar constantemente de un sonrojo a un enojo. Chūya se molestaba siempre consigo mismo por tener ese tipo de sentimientos, ese tipo de atracción por alguien que no valía ni un poquito la pena.

Cuando el cambio de curso llegó y la primavera trajo consigo una lluvia de flores de cerezo sobre toda la ciudad, arrastró también desde Estados Unidos a un chico peculiar que fue a parar al mismo salón que Chūya; Mark Twain era su nombre y aunque su japonés estaba mucho peor que el de Chūya cuando llegó, no tardó nada en hacerse popular. Era guapo, carismático y muy, muy arrogante, por lo mismo Chūya no tenía muchas ganas de relacionarse con él, pero...

—Escuché que tú tampoco eres de por aquí. —Un día se le acercó durante el almuerzo y sí, su japonés no era muy bueno, sin embargo, la pose coqueta y la sonrisita de lado le daba toda la confianza que alguien podría necesitar.

Tachihara lo observó entonces con la ceja enarcada y una mueca de disgusto bastante obvia, Gin no se molestó en tomarlo en cuenta y Chūya...

—Es francés.

Chūya casi se atraganta con la comida al notar aquella intervención.

Twain se giró lentamente —pero sin abandonar su pose— hacia el extremo contrario.

—¿Y tú eres? —Las chicas que siempre rodeaban al castaño comenzaron a cuchichear.

—Que no te importe. —Ahora no sólo cuchicheaban aquellas mujercitas, la cafetería entera hacía ruiditos.

Los dos se miraron a los ojos un momento, hasta que Dazai chasqueó la lengua y apresurado, se puso de pie y caminó hasta donde el nuevo. Parecía que iba directo a golpearlo... o similar, pero no. Si algo había aprendido Chūya en esos meses, era que Dazai siempre hacía cosas impredecibles.

La siguiente siempre más que la anterior.

Entonces, Dazai pasó a una distancia prudente de su mesa y le dirigió una mirada que no entendió al momento, pero que más pronto que tarde resolvería.

Twain carraspeó en cuanto Dazai cruzó las puertas de la cafetería.

—¿Te estaba molestando?

—¿Qué? ¿Quién? No... —Chūya terminó como trabado y Tachihara tuvo que ahuyentar al pelirrojo americano para que los dejara en paz.

Por la noche, Chūya estaba hecho un ovillo en su cama, tratando de conciliar el sueño sin éxito alguno. Patéticamente, los duros ojos de Dazai no lograban salir de su cabeza y le hacían sentir culpable por algo que ni siquiera comprendía.

Cerca de las 2 de la mañana, Chūya escuchó cómo la cerradura de su puerta era atacada por una llave que parecía no pertenecer allí; entre tímido y enojado tuvo que levantarse para abrirle a un Dazai que se caía, literal, de borracho.

—Chū...ya.

Era la primera vez que Dazai lo llamaba por su nombre.

Era la primera vez que Dazai lo llamaba, para empezar.

El momento fue chocante pero no por ello menos memorable. Dazai estaba borracho y tambaleante, con las mejillas ardiendo y los ojos brillosos, apoyando la mitad de su cuerpo en el de Chūya y en resumen, luciendo tan vulnerable y lindo.

Tan humano.

Con el corazón latiendo a mil y los nervios a flor de piel por la cercanía, Chūya ayudó a Dazai como pudo: acercándolo a su cama y ayudándole a quitarse los zapatos. Cubriéndolo con una manta y, por la mañana, dejando una pastilla para la resaca y un vaso de agua cerca.

Aunque cursi y hasta romántico parecía en la cabeza de Chūya, el incidente no fue el inicio de nada. Dazai sobrio era arrogante y distante, como siempre.

Inhumano.

Chūya muerde su labio inferior cada que mira el pasaje medio arrugado que sostiene con su diestra, todavía hay tiempo... Aún puede dar la vuelta y volver a Fyodor.


***

¿Alguien lee esto? Si sí, ojalá esté resultando agradable, de uhm... ¿alguna forma? Porque no sé si lo estoy llevando por el buen camino. Publico los capítulos tal cual salen y no les doy tanta pulida. Es lo que sale de mi podrido corazón al momento y hace tiempo que no publicaba algo así. 

Hoy se siente deprimente de todas formas. But, it's my HBD! Habrá que hacer algo al respecto, supongo.

BittersweetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora