-Estoy bien, sólo no me encontraba bien y qué mejor sitio para estar mala que tu casa. -Fueron las palabras explicativas de Paula tras cruzar la puerta de casa, saludar a sus padres y recibir un millón de preguntas por su temprano regreso a Madrid.
Había muchas cosas que se le daban mal, pero mentir no era una de ella, y por supuesto, sus padres se tragaron aquella excusa barata que se sacó de la manga.
No fue a cenar, fingiendo que tenía un malestar estomacal y su estómago rugía de hambre, pues apenas había ingerido un sándwich en todo el día. Claro que mantener a sus padres lejos de sus problemas era la prioridad y no comer.
Mientras que su familia cenaba, ella decidió hablar con Víctor para quedar con él mañana. Le urgía el camuflar su vida lo más rápido posible y para ello debía abrirse un poco con su amigo.
Víctor, no se opuso y como ella bien sabía, tampoco preguntó mucho sobre el tema. Eso era lo más importante para Paula, porque cuanta menos gente supiera donde se había metido mejor. Tampoco quería que nadie saliera herido de todo esto y por eso tenía que pensar en cómo alejarse de sus seres queridos.
Tuvo noticias de Valencia, pero nada problemático, sino que la madre de su novio, que era un poco meteme en todo, tuvo que preguntar por su partida. Por supuesto no podía dejarle un visto, pues no era su novio. Optó por consolidar la trola de que se encontraba mala y así también le daba credibilidad, por sí su madre decidía llamar a Milagros y preguntar por ella.
Milagros respondió preocupada al enterarse de que no estaba demasiado bien, pero la mente de Paula era privilegiada para inventar historietas y encubrirse a sí misma. La madre de su novio, Milagros, la invitó a volver a Valencia, tranquilizándose porque quería decir que Joel se había quedado callado sobre su repentina ruptura.
"En otro momento, tal vez. Por ahora creo que debo centrarme en los estudios." -Fue su contestación a la invitación y Milagros no volvió a insistir.
Zanjado el problema con su exnuera, se despreocupó por completo de lo que pasara en Valencia porque ahora sólo tenía que preocuparse por ella misma. La mejor opción era marcharse de todo lo que la rodeaba y vivir sola en otro lugar, pero... ¿Dónde lograría encontrar la felicidad que había tenido hasta entonces?
Quedó para comer con Víctor porque era uno de esos días que él bajaba a Madrid capital, ya que no vivía en el centro, sino en un pueblo de la sierra madrileña. Quedaron después de que él saliera del trabajo y ponerse al día mientras comían.
Se levantó con el cielo encapotado de nubes, lo que no agradó demasiado a Paula. No obstante, siempre sabía sacarle color a los días, aunque no los tuviesen. Se vistió con algo de color en la parte de arriba y algo neutro en la de abajo. Calzó sus botines negros de tacón que siempre solía llevar y, maquilló sus ojos con eyeliner y máscara de pestañas. Su cara era blanca y solía tener pequeñas rojeces debidas al acné que todavía sufría, entonces, empolvó su cara para disimularlas.
Iba con el tiempo justo, pero eso era algo que la caracterizaba bastantes pues nunca era puntual, aunque se lo propusiera. Y para colmo, el metro a esa hora estaba intransitable puesto que la gente salía de los colegios universidades, etcétera. Pero nada la podía parar.
Miró la hora, al salir del metro y se dio prisa en llegar al sitio en el que había quedado con Víctor.
-¡Por fin! -Exclamó Víctor al ver llegar a Paula.
-Lo siento, ya sabes que no soy muy amiga de la puntualidad. -Se acercó a su mejilla y le dio un beso para luego pasarse a la otra y plantar otro más.
-No pasa nada, pero pagas tú. -Dijo a modo de coña su amigo, ganándose un leve toque con el puño de ella.
Los dos caminaron hasta la entrada del restaurante en el que habían quedado para comer. Era un lugar moderno, no muy rústico ni muy apagado, con los suelos de plaqueta blanca y las paredes en un azul cielo relajante. La luz era tenue en contraste a los colores fríos, dando así, una mayor luminosidad al lugar. Las mesas eran cada una de un color y las sillas también, siguiendo una pequeña armonía con las paredes. La barra era de madera clara para evitar un potente contraste con los colores pastel.
Odenaron su comida y entre que llegaba se estuvieron poniendo al día porque hacía bastante tiempo que no se veían y más sabiendo como era Joel, su novio. Víctor y Paula siempre habían tenido una buena amistad a pesar de que sus su relación fuese otra hace unos años en el camping, donde ella veraneaba y estaba al lado del pueblo donde Víctor vivía.
La comida llegó a la mesa y pero ninguno tocó nada, pues el humo de los platos les reprimió a llevarse bocado a la boca. Paula siguió escuchando lo que Víctor le estaba contando en esos momentos, y parecía bastante cómoda escuchando a su amigo aún sabiendo que más pronto que tarde llegaría su turno.
-¿Bueno y que es de tí? Parecías preocupada ayer por el móvil. -El momento llegó justo antes de que Víctor se llevase un trozo de comida a la boca.
-Bien, dentro de lo que cabe. No lo estoy tanto. No ahora. -Comió algo para evitar hablar más.
-Y entonces... ¿Por qué tengo la sensación de que no es así y estás intentando evadir lo que realmente te pasa por la cabeza? -Preguntó repitiendo su movimiento anterior.
-¿Por qué tiene que ser ahora?
-Me llamaste para ello, ¿no? Creo que luego no tendremos más tiempo.
-Siempre tan exigente como siempre. -Le reprimió dejando su cubierto apoyado en el plato. -Está bien te contaré, pero será tu culpa cuando mi comida esté fría.
-Eso no es un problemón. Le pedimos a la camarera que lo caliente y punto y final.
-Está bien. -Dijo entre carcajadas Paula. -No puedes abrir la boca cuando lo sepas. -Retiró toda la gracia hasta ahora de su voz.
-Como una tumba. -Se condenó su amigo.
-Estuve en Valencia estos días y aunque las cosas con Joel eran complicadas por su madre, cuando estábamos sólos todo iba bien. -Bajó la mirada al mantel, insegura de si seguir o no. Se hizo un silencio por Paula que empleó para mirar a su alrededor.
-¿Qué pasa Paula?
-Iré al grano y te explicaré los detalles otro día. No puedo fiarme de nadie y menos en pleno centro de Madrid. Estoy en peligro y necesito fugarme de aquí. -La cara de Víctor no daba crédito a las palabras de su amiga. Todo le parecía como una película de persecuciones policiacas por haber cometido un crimen. Pero Paula no era así.
-¿De aquí, del centro?
-No, de Madrid comunidad y capital. Bueno y si nos ponemos serios tal vez de España.
-¿Quieres mudarte y le estás poniendo dramatismo al asunto verdad?
-¿Ves que me este riendo? -El semblante de Paula era frío y serio, sin pizca de alegría en sus ojos.
-No. Y eso me está asustando bastante. ¿Estás viviendo una película?
-¿Pero qué dices, Víctor?
-No sé, Paula. Esto es muy raro. Parece una película americana de tráfico de drogas. -Dijo sincero.
Se hizo el silencio.
-¡No! ¿De verdad? -Volvió a expresar Víctor, con sorpresa. -Nunca te he visto capaz de ello.
-La gente aparenta cosas que no son y por eso quiero que me ayudes. Eres el único que puede ayudarme a salvarme.
-¿Alguien más lo sabe?
-Mis primas, aunque sólo conoces bien a Julia. Contacta con ella, te contará mis movimientos.
-¿Y por qué no lo haces tu misma?
-Víctor, esto es peligroso y me estoy jugando mi vida. Así que haz el favor de contactar con Julia. -Respondió tajante.
-Está bien. -Aceptó.
Déjame un comentario de lo que te ha parecido y un voto para continuar con ella.
¿Cuál crees que es el secreto de Paula?
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El secreto de Paula
General FictionSiempre han dicho que jugar con fuego quema. Pero... ¿Y tentar a la suerte? Descubre en qué está metida Paula y porque debe huir del carió de sus seres queridos. ¿Saldrá sana y salva de esta? Descúbrelo. Pd: la portada ya la colgaré más adelante.