Lunes por la tarde. Estabas en una excursión de la escuela y habían ido a un museo de pinturas. Todos tus compañeros estaban juntos pero al mismo tiempo separados ya que todos tenían su pequeño grupo de amistades. Tu solo estabas con tus tres amigas y claro, tú eras la callada. Aquel museo era muy grande, consistía de tres pisos y cuatro zonas de comida, no querías perderte así que siempre que tus migas se alejaban de los demás, con señas o a veces hasta con palabras se los recordabas y volvían a seguir a los demás.
Cuando fue momento de regresar a la escuela, el maestro les indico que sería un largo viaje ya que había tráfico ahora. — Si piensan que les va andar del baño,¡vallan ahora!, no nos vamos a parar solo por ustedes.— Anunció este mientras apuntaba los sanitarios pero ninguno de tus compañeros quería usarlo.
Al escucharlo, les dijiste a tus amigas que querías ir al baño y que le dijeran al maestro que ella faltaba, ellas asintieron como respuesta. Cuando terminaste de hacer tus necesidades, volviste al lugar en donde se suponía que los demás te esperaban pero . . . ya no estaban. ¿No me habrán escuchado?, ¿Se habrán ido sin mi?, estabas pensando mientras empezabas a llorar, si, a llorar. No estabas llorando por que se habían ido sin si, sino que estabas llorando por que tus amigas te habían ignorado. Otra vez.
Decidiste ir a buscar a un trabajador o siquiera alguien que se encargaba de limpiar el lugar para decirle lo sucedido. ¿Seguías llorando?, si, pero ya no te importaba tanto lo de tus amigas, ahora llorabas por que estabas en un lugar grande y desconocido; no sabias a donde ir y tu teléfono se había descargado.
Ya te habías rendido. No encontrabas ningún trabajador y estabas cansada de tanto llorar. El lugar no estaba tan lleno de gente y las personas que te miraban no hacían nada más que verte y susurrarse entre ellos.Tus ojos ya estaban rojos e hinchados. Estabas sentada en una banca viendo el paisaje por la ventana frente a esta. Al menos tengo un lindo paisaje frente a mis ojos, pensabas.
–¿Hola?, ¿Estas perdida? — Escuchaste una voz grave hablar por detrás.
Te quedaste ahí sin moverte ni respirar por unos segundos, conocías esa voz. Giraste lentamente a ver a aquella persona que estaba detrás de ti. Era Kim Taehyung.
— Cuéntame, ¿que te pasó? — Volvió a hablar al notar que habías llorado por la expresión en tu cara y el color de tus ojos.
Empezaste a negar con la cabeza y,otra vez, comenzaste a llorar. Te odiabas por eso; por ser una llorona, por no responderle a alguien famoso como se debía, y por pensar nuevamente en tus amigas. ¿Siquiera podías considerarlas como amigas? ¿Después de todas esas bromas que te hacían "de cariño" aunque en realidad eran demasiado pesadas?
— Ey, está bien — Diciendo esto, Taehyung procedió sostenerte entre sus brazos y apretarte levemente como consuelo. — No llores, está bien — Susurraba acariciando la parte de atrás de tu cabeza.
Cuando por fin te habías calmado, le contaste sobre lo de tu excursión y lo sucedido, incluyendo lo de tus amigas. Al principio te habías propuesto a no contarle sobre ese detalle pero el chico tenía una aura demasiado cálida y acogedora, lo suficiente como para sentirte segura y poder confiar en el y había valido la pena. Después de haberle contado todo, te sentías más libre.
No sabias ni cómo había pasado todo esto. Jamás imaginaste que un integrante de BTS hablaría contigo y menos sobre algo como ese tema de tus amistades.
— Tu no mereces tener ese tipo de amigas,— Hablo Taehyung acomodándose en su silla mientras comías una hamburguesa que el té había invitado.— solo te tienen envidia.— Su expresión facial era calmada, sus ojos puestos en ti mientras pensaba en cada cosa que te decía.
Durante el recorrido que hicieron para llegar a tu casa, Taehyung te daba consejos y contaba anécdotas suyas que usaba como ejemplos positivos y negativos. Tu solo querías que aquel dia nunca terminara, jamás. Desafortunadamente, hubo un punto en donde ambos tenían que irse y seguir con sus propias vidas; el como cantante, actor y bailarín, y tú cómo una chica normal que cambiaría su vida el siguiente día cuando volviera a ver a esas personas que se hacían pasar por sus amigas.
