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Ya habían pasado 10 años desde la última vez que YoonGi y JiMin se vieron, ambos nunca supieron que pasó con el contrario, dejaron de hablar, es cómo si todo hubiese sido una amistad pasajera, sin sentido alguno.

Todo iba de mal en peor para YoonGi, ya no tenía ningún amigo a su lado, sus problemas familiares seguían presentes, sus padres se habían separado, su madre entró a las drogas y al alcohol, su padre se fue con su amante, YoonGi bajó sus calificaciones en el colegio lo cual le causaba gran frustración y enojo con él mismo, repitiéndose una y mil veces "¿que mierda me hace falta?" y esas malditas voces que le repetían "todo, todo te hace falta, porque no tienes nada" seguido de unas burlonas risas que terminaban haciendo eco en su cabeza.

Para JiMin las cosas igual fueron empeorando a medida que iba creciendo y entendiendo mejor todo, las constantes humillaciones que sufría en su nuevo colegio le enseñaron aquello, nunca se olvidó de su amistad con YoonGi, con el tiempo se fue dando cuenta que no todo era color "rosa" todo lo bueno siempre tenía cosas malas para él, una simple risa podía esconder miles de oscuros pensamientos, ¿porqué todo tenía que ser tan falso?, ¿No hay nada real aparte de los objetos inertes?, extrañaba tener 5 años, extrañaba jugar con su único amigo que siempre le sacaba risas en sus peores momentos, ese amigo que siempre estuvo a su lado y que nunca lo dejó solo, fue él quien lo abandonó sin siquiera despedirse, esa culpa lo abrumaba cada día y noche durante diez años.

Cada día era una nueva puerta a un nuevo infierno para cada uno, juntos hacían del mundo un maldito paraíso, pero separados los demás les creaban un infierno que cada uno conllevaba a su manera, YoonGi ya estaba completamente perdido en aquél infierno, mientras que por otro lado, JiMin trataba de escapar.

El miedo, la frustración, la separación de sus padres, la desesperación, todas esas voces, todo le había caído encima al chico de piel pálida, sentía que su corazón se rompía cada día, con el tiempo su rostro no demostraba expresión alguna, tampoco emociones, aunque no estaba muy seguro si aún las tenía.

El rostro del menor seguía demostrando gentileza y esa alegría que nunca perdió, esa alegría que podía transmitirle a los demás, su rostro no demostraba lo solitario y devastado que realmente se sentía, era un infierno vivir dentro de su cabeza y aún más hacerlo dentro de sus emociones, nadie se detenía a pensar que sucedía con el pobre chico. Ni siquiera sus ocupados padres, JiMin llegó a la precipitada conclusión de que no le importaba a nadie y que nunca le haría falta a nadie que conociese, el suicidio pasó un sin fin de veces por su cabeza, aunque era demasiado extremo para él, dentro de él, una pequeña parte quería seguir respirando.

. . .

JiMin llegaba a su casa luego de un pésimo día, los abusones del colegio se habían aprovechado nuevamente de su frágil persona, su labio inferior estaba roto, sentía sus piernas quebradizas, no aguantaban su propio peso y sollozaba junto con el ruido de la lluvia, su ropa estaba toda sucia y rasgada, cada paso que daba le causaba un dolor en su cuerpo, era insoportable. Escuchaba un pitido constante en sus oídos que lo abrumaba.

Finalmente llegó a su casa, sin tocar la puerta, tampoco debía hacerlo, era su casa. Subió a paso lento las escaleras sin hacer un mínimo ruido, pero, se detuvo frente a la blanca puerta que daba a la habitación de sus padres, estaban discutiendo; algo muy inusual en la familia Park.

—¡Ya no lo soporto!—Se escuchó detrás de la madera, la madre del chico gritaba con euforia.

—¿Y tú crees que yo sí?— La voz del hombre se hizo presente. JiMin frunció el ceño y bajó la mirada hacia sus zapatos color blanco.

—Esto es todo tu culpa, lo conscientes demasiado.— Agredió la mujer con un tono ya más calmado. — es un inútil por tu culpa. – atacó voraz nuevamente. – apenas si nos habla y es por tu culpa.

– ¿Mi culpa? ¿Que hay de ti? !Si con suerte te preocupas de él! – el chico se le revolvió el estomago y el pánico se adueño de su ser.

— Quiero que se largue... — admitió la señora Park – Ya no lo quiero aquí. – JiMin acalló un sollozo. – lo enviaremos a un internado el resto del año. – sentenció. – encontraras la manera de decírselo, para empezar el tramite.

Escucho el suspiro de su padre, JiMin no sabia que decir o que hacer, se había quedado completamente estático, llorando en silencio.

— Se lo diré mañana en la tarde.

— Bien, mientras más pronto mejor, no tolero su presencia en esta casa. – dijo su madre acercándose a la puerta y posteriormente abriéndola, encontrándose a su maltratado y triste hijo frente a ella.

El aturdido chico apenas si se inmuto, levantó suavemente la vista hasta encontrarse con los ojos de su progenitora, los cuales se habían extendido a su punto máximo, los rosados labios de JiMin se apretaron a una fina linea la cual mordía con fuerza para evitar sollozar.

Su madre volvió a su postura inicial, no dijo nada, miraba completamente seria a su hijo, el cual se dio la vuelta al sentir la fría mirada de su madre sobre él.

— Ya no es necesario que se lo digas. – escuchó decir a la mujer antes de que él ingresara a su habitación. El hombre sólo asintió.

Una vez dentro de su habitación, JiMin observó todo a su alrededor, fue corriendo a su armario tomando algunas prendas, las lágrimas en sus ojos color café no le permitían una clara visión, tiró su bolso encima de la cama y comenzó a tirar sin control la ropa dentro de su bolso, su corazón estaba muy acelerado, podía escuchar claramente sus latidos, su respiración entre cortada; quería golpear todo a su alrededor, deshacerse de toda esa frustración acumulada dentro de su cuerpo y es que ya no podía más, realmente no podía.

Tomó su celular, su bolso y una mochila, al notar que sus padres habían salido, fue a la habitación de éstos, se dirigió a uno de los cajones y tomó un millón de dolares aproximadamente metiéndolos rápidamente dentro de su mochila.

Sin titubear corrió hacia la salida y abrió la puerta sin antes echar un último vistazo a la casa en la cual había vivido diez largos años de su vida.

Esa sería la ultima vez que vería ese lugar y a sus progenitores y realmente no le importaba, cerró la puerta y empezó a correr por en medio de la calle mientras le avisaba a su abuela de su regreso a Seúl.

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Este capitulo lo escribí junto a una amiga UwU the_quenn_901

Pues a ; me encantó cómo quedó, esa chica es genial.💖

Detrás De Ti ˏˋ°YoonMin•*⁀➷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora