Un pequeño niño rubio lloraba en los pasillos de la escuela desconsolado al sentir fuertes golpes por su cuerpo junto con palabras hirientes hacia su persona, "Eres un monstruo" susurraban, "Me das asco" murmuraban. Se burlaban de su cuerpo y no menos importante de aquellos adorables orbes que brillaban temor."Ellos tienen razón, soy horrible, soy raro" pensaba el nene que aún no podía comprender porque la vida le había dado aquellos extraños iris.
Era pequeño, sensible y nadie la había dicho antes que su vida sería así, el no quería vivir así.Su voz rota era ya casi inaudible, ya no habían gritos de dolor, solo chillidos suaves debido a los golpes y el llanto durante un largo tiempo.
Habían pasado minutos, horas, no importaba para el era demasiado.De un momento a otro todo aquel ruido desapareció dejando a Jimin confundido pero feliz al ya no sentir aquellos golpes en su pequeño cuerpo.
Abrió sus lindos ojitos lentamente encontrándose con un muy lindo chico
Aquel pelinegro se veía mayor que Taehyung el "Jefe" por así decirlo de los chicos que lo golpeaban , el pelinegro contenía odio puro en su mirada contra Taehyung, una cosa que ni siquiera Jimin que tenía tiempo siendo golpeado por él pudo mostrarle esa mirada, porque Jimin era demasiado inocente para mantener todo aquel odio en contra de una persona.
Taehyung temblaba de miedo y eso todos sus cobardes amigos podían notarlo, era débil aunque mantuviera una actitud amenazante contra el más pálido.
Jimin analizo al pelinegro con curiosidad, entonces de un momento a otro el chico le susurro algo inaudible a Taehyung y lo soltó haciendo que corriera junto a sus amigos lejos de ellos.
Entonces le sonrió a Jimin y Jimin le devolvió la sonrisa sin darse cuenta en lo que esa sonrisa contenía
Por que el no sabia lo cruel que podía ser el mundo, el no entendía a el mundo.No lo entendía, hasta ahora, Jimin ya no era un niño.