Capítulo 1

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Capítulo 1

Peter Parker, el hombre de veinticinco años, pelo castaño, ojos marrones y esbelta figura (más conocido por su alter ego Spiderman) volvía a casa después largo día; primero había tenido que ir a la universidad, después a vender algunas fotos de Spiderman, después entregarle algunas fotos y hacer algunos recados en el bufete de Nelson y Murdock y por último fue a trabajar como repartidor en la pizzería uno de los pocos trabajos que le más le estaba durando y dado sus horarios y sus problemas de último momento era un milagro.

Llegó al fin a su apartamento compartido en aquel barrio de mala muerte que estaba tan alejado, ese sitio le venía bien para sus escapadas como superhéroe y a parte era lo que se podía permitir así que no se podía quejar. Subió por las escaleras (puesto que no había ascensor) hasta la quinta planta deseando meter la llave y poder descansar aunque solo fueran unos minutos.

Para quien la viera aquel apartamento era un desastre pero para Peter era suficiente aquel apartamento pequeño pero medianamente habitable con un dormitorio de cama de matrimonio, un cuarto de invitados que nunca usaban ni entraban, un salón con un sofá y un sillón gastado que ya venía con la casa, un televisor y una consola de última generación (un caprichito que se dio su compañero de piso cuando terminó un trabajo difícil), una mesa de café muy usada y con marcas de vasos por todas partes, cocina americana vieja y que cumplía su función muy pocas veces pues aunque Peter lo intentara era mal cocinero y al otro nunca le gustó cocinar nada más allá de comida precocinada o tortitas y un baño enano con una ducha y una lavadora-secadora vieja, de esas que cada vez que se encendía se movía sola pero que a Peter le gustaba ese cuarto por el detalle de que tenía un tragaluz que podía abrir y cerrar para sus salidas nocturnas.

Había partes de las paredes resquebrajadas y con agujeros de balas cortesía de su compañero de piso que le gustaba jugar al tiro al blanco con pósteres de Lobezno y porque ya esa casa la había habitado él por lo que si uno se fijaba bien había restos de sangre en algunas partes que estaban tapada por pósteres o fotos de Peter. Alguien podía verlo como una casa peligrosa en la que vivía un paranoico puesto que había armas por todas partes, ya no solo en el cuarto que compartían sino escondidas; por ejemplo había un pistola debajo de la mesa del comedor, unos nunchakus detrás de la batidora, un rifle guardado en el frigorífico, un machete en la cesta de las toallas limpias, sais entre los cojines del sofá y una larga lista casi innombrable de la que desconocía.

Su compañero de piso lo había justificado con que era un gaje de su trabajo esconder tantas armas por si alguien entraba para atacarlos, Peter ya se había acostumbrado a convivir así y tampoco es que él fuera perfecto en la convivencia, tenía sus manías como dejar donde cayera su ropa, no limpiar bien la mesa del mini-laboratorio que tenía para hacer sus redes, dejar sus libros por cualquier parte de la casa o dejar una pila hasta arriba, incluso en su primera navidad juntos hicieron un árbol de navidad improvisado con una pila de libros y de apuntes que se dejó el castaño.

La verdad es que para el castaño era sorprendente que hubieran convivido cinco años sin haberse llegado a matar pero había momentos en los que merecía la pena y de los que le hacía pensar que no querría irse nunca de allí, no al menos sin él.

– Wade – le llamó algo enfadado por el desorden al hombre que estaba sentado en el sofá a sus espaldas de treinta años (físicamente puesto que ni él mismo sabía cuántos tenía), piel irregular llena de heridas y llagas, más musculoso que Peter y que llevaba en ese momento una camiseta de tirantes blanca, unos calzoncillos de Hello Kitty y su máscara roja y negra – Wade – lo volvió a llamar rodeando el sofá para verlo a la cara y comprobar que llevaba puestos unos cascos y limpiaba sus pistolas. El nombrado le sonrió bajo la máscara, dejó de lado lo que estaba haciendo y le abrazó con fuerza como siempre hacía cuando llegaba a casa

Confesiones (Spideypool)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora