O1.

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Cuando ambos decidieron mantener una relación más íntima, o al menos intentarlo, Tony pudo ver la vida en rosa.

Desde que conoció a Peter, notó que era un chico lleno de colores, un arrebol de sentimientos que pintó a Tony de alegría y destruyó el mortecino gris en su corazón.

Siempre hubo magnetismo entre ellos;
al comienzo Anthony creyó ser el único, intentó ignorar la efervescente sensación que Peter causaba en su pecho cuando estaba cerca de él, trató de enterrar sus pensamientos en lo más profundo de su mente. Sin embargo, al darse cuenta que Peter lo correspondía, sus cinco sentidos volaron por las nubes y un cálido alivio le recorrió las venas.

El principio, siempre es la parte más deliciosa de una relación, y Tony aún recordaba amargamente el exquisito picor de la suya.

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No hubo necesidad de palabras para decirlo todo.

El deseo estuvo presente desde el inicio, pero ninguno se percató realmente de cuánto anhelaban al otro hasta que sus cuerpos traspasaron la barrera carnal.

Estaban tan cansados de fingir, tan sedientos por más, que no se contuvieron a la eterna tentación de beber sus labios en un beso eufórico. Tony se sumergía en el placer del tibio contacto, tanto que olvidó por completo con quién se encontraba.

Sus dientes chocaron una y otra vez, sus pulmones ardieron desesperados debido a la falta de oxígeno, pero nada de esto les importó. Habían estado resistiéndose a sus deseos por demasiado tiempo, y ahora que finalmente lo obtenían todo, no iban a separarse.

Peter elevó sus brazos para que el mayor retirara su sudadera amarilla con mayor facilidad. La tela se deslizó suavemente por la húmeda piel del chico, y él, sin separar sus bocas, desató el nudo de la corbata hecha con seda azul marina que Tony llevaba alrededor del cuello.

El de ojos chocolate se deshizo de su propio saco y camisa. El resto de las prendas volaron por la habitación, cayendo en el suelo como livianos pétalos de una rosa. Y al no quedar más para arrancar de sus cuerpos, el calor solo se intensificó tornando un ambiente sofocante.

Colocó sus manos en la cintura del chico, tomándose un momento para analizar las facciones reflejadas en su rostro. Sus labios color fresa se encontraban ligeramente separados y humedecidos debido a la saliva que intercambiaron sus bocas al juntarse, y sus ojos avellana viajaban nerviosos por la habitación.

Era aparente su nerviosismo, el de ambos, en realidad. Pero dentro de Tony, crecía una abrumadora locura que le impedía pensar con claridad. Peter era un fruto prohibido que él estaba a punto de marcar para siempre, y eso le aterraba.

— Señor Stark, e-está bien. — Peter tragó nervioso. Colocó sus manos sobre el rostro del mayor, dedicando suaves caricias que lo tranquilizaron. Era como si aquel niño supiera exactamente lo que necesitaba. — Está bien.

Y sin esperar más, hundió su nariz en el aterciopelado cuello de Peter, respirando el aroma a vainilla que desprendía su cabello. Besó fervientemente su piel de leche, pegajosa bajo sus manos debido al sudor. Y se sentía bien, demasiado. Tanto y tan poco.

La noche continuó para ellos, siendo acompañados solamente por el brillo de las estrellas desde la ventana.

Al terminar, Peter cayó dormido de inmediato entre las blancas sábanas de la cama. Tony sonrió, repasando su sudoroso cabello con las yemas de sus dedos. No se sintió culpable en absoluto, sino egoísta.

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La mañana siguiente, Anthony le había hecho prometer a Peter que olvidaría todo lo que sucedió, y que jamás se repetiría.

No logró reprimir una risa ante el recuerdo, pues apenas dos semanas después habían destrozado esa promesa descaradamente.

canción: bubblegum bitch  ( marina and the diamonds ).
video por: petsalamander.

bubblegum bitch ; starkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora