S e i s

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Bien, aquí estaba yo esperando a que todos se vayan para empezar con mi tan esperado castigo.

—¡Por fin! —exclamé a mis adentros. Parecía que Taehyung nunca iba a terminar de guardar sus cosas.

Salí del aula y me dirigí a los servicios higiénicos para traer las cosas de limpieza.

Al volver, me encontré a quien suponía que vendría sentado en una de las carpetas con las piernas levantadas y cruzadas, ¿Acaso se cree que es "El badboy" super guapo que trae a todas las chicas embobadas en las típicas películas juveniles?

«Sexy» pensé por aquellos actores, sin embargo él se veía patético...

—Por fin llegas —soltó.

Al parecer iba a tener una larga charla con el simio.

—¿Qué haces aquí? —dije con el seño fruncido cruzando mis brazos—vete.

Se levantó de su asiento y se dirigió hacia mi. Me dio un escalofrío, sin embargo no retrocedí.

Quedamos cara a cara, frente a frente, entonces él se acerco a mi cara; la cercanía me incomodaba, estaba apunto de protestar hasta que su acción de mirar mis labios me hizo tragar mis palabras. Me paralice cuando se acerco hacia ellos.

Tan solo unos milímetro nos separaban. Abrí demasiado los ojos, estaba en shock, no podia reaccionar, acaso el idiota iba a...

Me miro a los ojos y sonrió de lado, aguante la respiración, por consiguiente se acercó hacia mi oido para susurrarme:
Te dije que esto no se quedaría asi niña tonta.

Se alejo de mí y salio del salón con una sonrisa victoriosa. Quedé como una estúpida que cayó en su tonto juego. ¡Detesto al idiota!

Esto no se quedará asi Jungkook, te voy a dar por donde más te duela...

(...)

Después de tres largas horas, terminé de limpiar el salón. Sí, me demoré mucho por dos y una estúpida razón. La primera, por el idiota de Jungkook. La segunda, porque me quedé dormida y la tercera, la tercera... por simple aburrimiento.

Al salir del colegio, me encontré con esas combinaciones de colores que tanto me gustaban. Suspire. Siempre he amado el atardecer, me trae hermosos recuerdos, me trae paz y tranquilidad.

Caminaba tranquilamente por las calles de Seúl liberando pensamientos, hasta que ellos se ven interrumpidos por alguien. Mi momento de paz interior se derrumbo.

Lo que faltaba, un idiota más atravesándose en mi camino. ¿Acaso tengo un letrero que diga «Vengan a mi»?

Intenté esquivarlo, pero este se puso delante mío bloqueándome el paso. Estaba furiosa, estaba a punto de explotar, sin embargo, tomé aire.

—¿Se podría apartar de mi camino, por favor? —dije sarcásticamente.

—¿Que dices bonita, vamos a jugar?—exclamó con el típico tono de voz que tienen las personas ebrias. Lo ignoré y estaba dispuesta a seguir mi camino, pero este me tomó del brazo, apretándolo con fuerza. La poco paciencia que tenía se había colmado y le tire un rodillazo por donde mas le duele a los hombres. Escapé de la escena.

Al llegar a mi casa, mi madre me miro confusa, más no pregunto nada.
Aprecie eso, aunque sabía que tarde o temprano lo haría.

Me tiré a mi cama. Hoy definitivamente había sido un largo y cansador día. Cerré los ojos para descansar, pero una notificación del celular interrumpió. Molesta, lo agarré para silenciarlo, pero al encenderlo; en la bandeja de notificaciones había un mensaje de un número desconocido.

 『Egocéntrico』» jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora