Baby [Jikook]

Prólogo

Era un día soleado en Busan, el clima había mejorado bastante después de días lluviosos e incluso de tormentas eléctricas. Jimin estaba caminando por las calles, disfrutando y examinando cada detalle que antes no había podido observar con atención de su ciudad natal.

De pronto, la tranquilidad que emanaba el lugar fue interrumpido. Un hombre llamó la atención de Jimin, pues empujaba con fuerza a un niño mientras le gritaba y también lo insultaba, nadie decía nada, solo observaban como, minutos después, el indefenso niño caía duramente al piso con lágrimas en los ojos. El hombre lo había golpeado en frente de todos.

¿Por qué la gente tiene que ser así? Se preguntó antes de ir corriendo a levantar al niño del suelo.

— ¿Estás bien? —le preguntó sin mirar su rostro, mientras se ponía de cuclillas para revisarlo. Se notaba que estaba aterrado, no emitía ninguna palabra, solo ese llanto descontrolado—. ¿Es su hijo? —le preguntó Jimin esta vez a ese musculoso y feo hombre, poniéndose de pie y agarrando la mano del niño.

— No, Jungkook es mi hermano —respondió de mala gana—. Nuestros padres nos esperan en casa, así que muévase y déjenos en paz —el hombre se acercó al rostro de Jimin, hablando con lentitud e inundando sus fosas nasales con un olor profundo a alcohol. Jimin sonrió y negó con la cabeza, dio media vuelta y miró al pequeño con ternura.

— ¿Él es malo contigo Jungkook? —le susurró acariciando su sucia mejilla. El niño no habló y sólo asintió con timidez.

Dios, que lindura. Pensó viendo a la criatura que le llegaba aproximadamente un poquito más arriba de la cintura.

— Bien, iremos con la policía —habló Jimin tranquilamente mientras alzaba al niño en brazos, quien tímidamente enroscó sus piernas en la cintura del mayor y abrazó su cuello con un poco de vergüenza.

En cuanto llegaron a la comisaría Jimin puso una denuncia, culpando al hermano mayor de Jungkook por agresión física y mental. También se programó un juicio para verificar que el menor tenga la seguridad, bienestar y alimentación adecuada. De no ser ese el caso se definiría su custodia y tenencia a una familia que si pueda brindarle esos derechos.

— ¿Park Jimin? —se oyó la voz del oficial encargado del caso.

— Soy yo —habló levantándose del asiento en el que se encontraba para dirigirse hasta donde estaba ese hombre alto y moreno, que en el pecho tenía una placa, un tanto oxidada, con su nombre.

— El jovencito Jeon no para de pedir estar cerca de su hyung —habló con una pequeña sonrisita—. ¿Podría acompañarlo hasta que la trabajadora social venga por él?