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Los días de partido siempre habían puesto nervioso a Agoney, muy nervioso pero, ese día, todavía lo estaba más.

No sabía cómo iba a hacer para poder tener la cabeza en su sitio, iba a estar pensando en la pelota y en Raoul todo el tiempo y eso no era bueno. Solo uno podía llegar a la final.

Raoul y Agoney esa mañana no se habían podido escapar ni un momento para estar juntos, ambos estaban con los de su equipo.

-Agoney, ¿seguro que no te molesta que no podamos ir a verte?-preguntó su padre mientras él estaba acostado en su cama pensativo.

-No, papá, no me molesta, disfrutad de la escapada-dijo Agoney sincero y su padre entró y le dio un beso.

Cuando la puerta de la entrada se cerró, Agoney miró el reloj, no eran ni las cinco. El moreno decidió cerrar los ojos y intentar disfrutar un poco del silencio del que se había inundado su casa, cosa que le duró muy poco ya que a los minutos el silencio se vio interrumpido por el timbre. Se han dejado algo seguro. Pensó el moreno. Error.

-Hola-dijo Agoney con una gran sonrisa cuando abrió la puerta y vio a Raoul.

-¿Puedo pasar?-preguntó el rubio-¿Ya se han ido tus padres?

-Em...Sí, sí...-dijo Agoney saliendo del trance en el que se había metido y se apartó de la puerta para dejar entrar al rubio-Se han ido hace unos minutos.

Lo normal cuando tienes algo con una persona es acostumbrarte a ella, a no sorprenderte cada vez que la ves, pero a Agoney le pasaba todo lo contrario, cuanto más tiempo estaba con Raoul cada vez le maravillaba más el chico, no podía evitar quedarse embobado mirándole.

Raoul y Agoney llevaban ya tiempo juntos, no eran novios pero, obviamente, tenían un compromiso el uno con el otro (tampoco es que buscaran a nadie más). Agoney a veces pensaba que le gustaría tener una etiqueta de relación con Raoul.

-¿Te pasa algo?-preguntó Raoul mirándole extrañado-¿Te encuentras bien?

-Sí, ¿por?-Agoney sabía que desde la llegada del rubio había estado un poco empanado pero no iba a decirle que era porque estaba pensando en él.

-No sé...Te veo despistado...¿Estás nervioso?-dijo Raoul sentándose en el sofá y Agoney le imitó.

-Un poco, la verdad...-aceptó Agoney acostándose sobre las piernas de Raoul, mirándolo desde abajo. Hasta desde esta perspectiva parece un puto dios.

-Yo también...-Raoul le acariciaba el pelo y le miraba con ternura-Pero sabíamos que esto iba a pasar...

-Lo sé...-soltó el moreno simplemente cerrando los ojos y disfrutando del toque del rubio.

Raoul no se pudo quedar mucho rato porque ambos se tenían que preparar e ir al instituto para calentar y repasar las jugadas antes de salir a la cancha.

Ambos estaban muy nerviosos y no podían negarlo. Ninguno quería fallar a su equipo pero tampoco querían ver al otro mal.

Agoney fue a pie hasta el instituto escuchando música para desconectar un poco.

-Hey, capitán-le saludó uno de sus compañeros de equipo cuando entró al vestuario de los Lions.

-Hola, Pablo-le sonrió Agoney.

Agoney se cambió rápidamente y, mientras esperaba a que llegara el entrenador, se dedicó a mirar el móvil.

Nerea: ¡Mucha suerte león!🦁 Haznos gritar como locas, a las animadoras nos apetece juerga hoy...😛

LIONS VS WOLFIES | RagoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora