Porque nunca el sol
vio la luz del día,
ni la luna la oscuridad,
porque nunca se encontraron
pero si se quisieron amar,
porque nunca lloraron juntos,
porque nunca rieron mirandose,
pero si pensaron el uno
en el otro,
porque nunca dejaron de quererse,
pero no supieron amarse.
Y por eso la soledad,
los condena a mirarse,
pero no tocarse,
arrepentidos el uno y el otro,
por no haber sabido amarse.