Después de una época difícil de su vida, Erick decidió que era momento aislarse de sus amistades, de las personas que lo rodeaban y concentrarse en sí mismo por un tiempo.Un poco egoísta, tal vez, pero le resultaba más sencillo lidiar con la vida así, aislado, sin la necesidad de cumplir con las expectativas de las demás personas.
Pero a pesar de haberse aislado, evitando mantener conversaciones largas con las amistades que inevitablemente veía en la universidad, tenía un amigo del que no lograba alejarse, y ese era su amigo Yoandri.
Yoandri fue uno de sus primeros amigos cuando ingresó a la universidad y era a quien consideraba su más cercano amigo. No era de esos amigos a los que ves siempre o con los que hablas todos los días, pero Yoandri siempre tuvo los mejores consejos y era de esos amigos que te transmiten paz solo con su presencia.
Así que por más que Erick quisiera mantenerse al margen, no lograba evitar soltar todas sus angustias de vida cuando estaba en presencia de su amigo.
Había pasado un mes desde que habían entrado una vez más al semestre universitario, un mes en el que Erick se concentró en asistir a sus clases y cumplir con sus deberes. Un mes en el que ocasionalmente vio a su preciado amigo en el comedor de su facultad.
—¡Eriiiiiiiick! —exclamó Yoandri abriendo los brazos, sentado uno de los puffs, después de verlo entrar al comedor a la hora del almuerzo.
El ojiverde sonrió con cariño al ver quien lo llamaba y caminó hacia su amigo, agachándose para dejarse envolver en un abrazo.
—¿Cómo estás? —preguntó Erick después de soltar a su amigo y se sentó en el suelo a su lado, sacando el envase plástico con fruta picada que recién había comprado para almorzar.
Estaba intentando empezar a comer sano por una vez en su vida.
—Bien —contestó Yoandri y una sonrisa maliciosa brilló en sus labios—. Pero estaré mejor después de que compres del pastel que traje para vender.
Tras decirlo, el pálido chico alzó un envase grande de vidrio que tenía a su lado y lo destapó con una gran sonrisa, dejando ver los trozos de lo que parecía ser un delicioso pastel de chocolate.
A la mierda lo de comer sano, ¿no?
—Por supuesto, dame dos —contestó Erick sonriendo y sacó su billetera—. Empácame uno para comerlo más tarde en clase.
Yoandri celebró alzando los brazos y empezó a alistar los dos trozos de pastel.
—¿Y cómo va tu vida? —preguntó Yoandri mientras abría una bolsa de papel pequeña para introducir el primer trozo de pastel.
—Normal —respondió Erick mientras llevaba el tenedor con un trozo de piña hacia su boca—, sobreviviendo.
—Hmm —murmuró Yoandri sin mirarlo—, ¿y cuando planeas dejar de sobrevivir y empezar a vivir?
Erick tragó la fruta que estaba masticando y se quedó en silencio viendo como su mejor amigo doblaba la bolsa de papel para luego poner el otro trozo de pastel sobre una servilleta frente a él.
Aquello lo dijo sin inmutarse, tranquilo, siguiendo casual con su vida, como si sus palabras no le hubieran dado directo en el plexo a Erick.
Por eso Erick no podía evitar confesarle toda su vida a su amigo; sentía que podía hablar y recibir una respuesta directa y honesta, sin tapujos, por parte de él.
—No lo sé —murmuró Erick clavando su mirada en su fruta picada y clavó su tenedor en un trozo de sandía antes de llevarlo a su boca—. Pronto, espero.
Yoandri escuchó su respuesta y se quedó mirándolo comer un instante.
—¿Qué haces los miércoles de 1 a 4pm? —preguntó Yoandri después de un mediano silencio y Erick alzó la mirada para verlo a los ojos.
—Clases.
—¿Y los lunes, a la misma hora?
—Clases —repitió Erick y entrecerró los ojos al ver a su amigo soltar aire, desinflándose—. ¿Por qué preguntas?
—Deberías ingresar a Narrarte —dijo Yoandri y Erick rodó los ojos; no era la primera vez que se lo proponía.
—Sabes que no escribo —dijo Erick terminando de comerse su fruta—, ¿para qué querría entrar al club de escritura si yo no escribo, como tú?
—¡Podrías intentarlo! —exclamó Yoandri y juntó sus manos en su pecho como haciendo una plegaria—. Te haría muy bien, estoy seguro.
—Yo no estoy tan seguro de eso —dijo Erick sacudiendo su cabeza y lanzó el envase de plástico ahora vacío hacia el basurero, encestando en un tiro perfecto—. Además, no podría, ya te dije que a esos horarios tengo clase.
Al escucharlo, Yoandri soltó aire de nuevo, inflando sus mejillas, y Erick rió al verlo mientras alzaba el trozo de pastel para darle un mordisco.
—¡Oh por una mierda, esto está delicioso! —exclamó Erick después de saborear aquel esponjoso y chocolatoso pastel y Yoandri sonrió satisfecho.
—Gracias, mis gatos y yo te lo agradecemos —dijo Yoandri y Erick alzó una ceja en confusión—. Estoy vendiendo el pastel para poder comprarles el anti pulgas; tener seis gatos no es fácil. Así que págame, debo irme ya.
Erick soltó una carcajada y alzó su billetera, la cual había dejado en su regazo sin pagarle a su amigo. Le extendió un billete a Yoandri y el chico soltó un bufido, tomando el billete.
—No tengo cambio —dijo doblando el billete y echándolo en su bolsillo—. ¿A qué hora sales hoy? Para darte el cambio más tarde.
—A las 4, hoy es miércoles —respondió Erick y mordió de nuevo el pastel.
—A las 4 entonces te veo acá —dijo Yoandri y se acercó para dejar un beso en la mejilla de su mejor amigo—. ¡Nos vemos! ¡Y trata de vivir un par de minutos al menos!
Erick sacudió su mano como despedida y lo vio caminar hacia la salida antes de voltearse y sacudir su cabeza.
Como si fuera tan fácil.
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El inicio se les puede hacer medio/bastante aburrido ahre pero debo intentar introducir todo bien jeje.
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「libro abierto」 「joerick」 「terminada」
FanfictionUniverso Alterno en el que Erick es un poco muy débil cuando se trata de un cuentacuentero con ojos oscuros. Historia corta.