La clase transcurrió lenta y espesa, como siempre. La profesora era impresionante a la hora de hablar en la clase y toda la información era sumamente interesante, pero al ser una clase magistral, se tornaba un poco agotador tener que escuchar la voz monótona de la profesora por tres horas seguidas.El pastel que le había comprado a Yoandri había sido una gran ayuda para no quedarse dormido, pero no para hacer que la clase pasara rápido.
Después de lo que parecieron unas tortuosas seis horas, la profesora dio por cerrada la sesión y Erick suspiró aliviado antes de levantarse y empezar a empacar sus cosas.
Un par de compañeros le hablaron mientras él caminaba hacia la salida, pero no se detuvo mucho tiempo a entretenerlos.
Colocó sus audífonos y caminó escuchando música del edifico en el que recibió la clase al edificio de su facultad.
Era cerca, pero sabía que sí la gente lo veía con audífonos puestos, era menos probable que le intentaran hablar.
Cuando llegó a su edificio, cerró la puerta tras de sí y quitó sus audífonos, entrecerrando los ojos al notar el silencio que estaba presente en el edificio.
Aquello era algo extraño; al ser el edificio de Bellas Artes estaba casi que implícito que siempre había gente loca haciendo algún tipo de sonido, ya fuera música o ya fueran sonidos extraños.
Caminó hacia la sala común y vio que estaba vacía. Luego se dirigió al comedor y encontró a dos chicas durmiendo en uno de los sofás y a un chico durmiendo sobre tres puffs.
Eso explicaba un poco el silencio; era como una regla impronunciada que si alguien dormía, se intentaría hacer el menor ruido posible.
Así que Erick caminó de nuevo a la sala común y se sentó frente a una de las computadoras. Revisó la hora y vio que eran poco pasadas las 4, así que se distraería un rato viendo videos mientras esperaba a su amigo.
Cuando consideró que ya había visto demasiados videos, revisó la hora y vio que eran las 5:30pm. Frunció su ceño y sacó su celular para escribirle un mensaje a su mejor amigo, pero el mensaje no se marcaba como recibido, así que intentó llamarlo, lo cual tampoco funcionó.
Erick suspiró cansado y se alejó del computador para recoger su mochila y caminó hacia el comedor para sentarse en uno de los sofás libres.
Cerró sus ojos y recostó la cabeza al respaldar, tal vez podría tomar una siesta mientras esperaba a su amigo.
Pero antes de lograr dormirse, sus tripas se retorcieron con hambre y el ojiverde soltó un silencioso gruñido.
Ni siquiera podía ir a comprarse comida porque Yoandri tenía su dinero.
Ya un poco frustrado, Erick sacó de nuevo su celular y le marcó a Yoandri.
—¡Erick! —exclamó Yoandri cuando al fin contestó y Erick pudo escuchar el sonido de varias personas hablando y riendo fuerte al fondo.
—Oye, ¿tú qué? —preguntó Erick y se volvió a recostar en el respaldar—. Estoy aquí desde las 4.
—No mientas, yo fui y no te vi en el comedor.
—Porque estaba en la sala común —contestó Erick y río un poco; su amigo podía llegar a ser demasiado distraído.
—Oh mierda, lo siento, no pensé en buscarte allí —dijo Yoandri y se escuchó el sonido de una silla arrastrándose—. Ya voy para allí, espérame unos minutos.
Erick solo murmuró y colgó, manteniendo sus ojos cerrados. De pronto se sentía muy agotado y el constante gruñir de su estómago no ayudaba.
No habían pasado tres minutos cuando escuchó pasos en el pasillo y abrió sus ojos, viendo a su mejor amigo caminar hacia él.
—¿Estás bien? —preguntó Yoandri con el ceño fruncido cuando llegó a su lado y le extendió el dinero.
—Tengo hambre —respondió Erick tomando el dinero y se levantó del sofá.
—¡Oh, yo estaba en la plaza de comidas de afuera! —exclamó Yoandri y lo jaló del brazo en dirección de la salida—. Puedes ir a comer ahí y quedarte con nosotros.
—¿Nosotros?
—Los de Narrarte —dijo Yoandri y Erick rodó sus ojos con una sonrisa—. Si no vas a ingresar al club, al menos quiero que los conozcas.
Erick rió un poco pero sintió sus nervios florecer. Parte de aislarse de sus amistades incluía no hacer amistades nuevas.
Al pensarlo, Erick fue frenando hasta que provocó que su amigo frenara también dado que no le había soltado el brazo.
—No, Yoyo, no quiero estar de entrometido... —empezó a decir Erick pero Yoandri lo interrumpió.
—No será así —dijo Yoandri rodando sus ojos y sonrió suave al ver los nervios de su amigo—. Te caerán bien, lo prometo, y puedo apostar que les caerás bien.
Erick lo observó unos instantes y luego de ver el ridículo puchero en la boca de su mejor amigo, soltó un suspiro, asintiendo. Yoandri celebró y lo volvió a jalar del brazo.
—Además uno de ellos está haciendo trucos de magia, te divertirás —dijo Yoandri y Erick rió. Esperaba que su amigo realmente tuviera la razón.
ESTÁS LEYENDO
「libro abierto」 「joerick」 「terminada」
FanfictionUniverso Alterno en el que Erick es un poco muy débil cuando se trata de un cuentacuentero con ojos oscuros. Historia corta.