—Chibita~ — canturrearon las voces. Los hermanos Matsuno eran conocidos amigos desde la infancia por Chibita. En el pasado eran tan parecidos que parecían el reflejo del otro; aunque, actualmente, eran tan distintos entre sí, desde el mayor a el menor.
—¡¡Ah no, eso si que no, maldición!! —exclamó el calvo— Hasta que no me paguen lo que me deben.
—Vamos, Chibita. Choromatsu dijo que el pagaría. — rogó el mayor, aunque era más un flojo balbuceo que una súplica, mientras que el tercer hermano jadeó molesto.
—Sólo unas cervezas~ —rogaron los hermanos al unísono. Chibita bufó derrotado.
—Sólo unas y me las pagarán. — cedió, aunque en el fondo sabía que esas pocas se harían más y que no las pagarían.
La noche pasaba y los hermanos consumían, reían y peleaban como siempre, aumentando su ruido cada vez más. Era de noche y en el lugar sólo estaban ellos, no podían molestar a nadie.
O eso creían.
Ellos ignoraban por completo la existencia de una octava persona en el puesto, no lo habían notado, y tampoco se preguntaban porque Karamatsu era el único de pie. Persona que se hizo notar cuando, molesta, lanza por la espalda el resto de su vaso con agua a los hermanos –dando mayormente al primogénito– mientras discutían por enésima vez quien era el peor de ellos.
—¿Pueden callarse?— gruñó Mary, dejando el vaso de nuevo en la barra, pues a veces tenía de impulsiva lo que le faltaba de estatura, más tras un arranque de estrés. Aunque rápidamente se arrepintió al notar cómo los seis sujetos tenebrosamente iguales le miraban fijamente.
—¿O qué harás, enana? —preguntó burlonamente el mayor, siendo secundado por risas de los otros hermanos.
—¿No eres muy pequeña para estar aquí?
—La niñita quiere jugar a ser adulta.
—Vuelve a casa a jugar con tus muñecas, mocosa.
—¡Mocosa! ¡Mocosa!
—Chicos basta, déjenla en paz. —Karamatsu irrumpió las burlas con voz calmada— Es obvio que ya pasó su hora de dormir y quiere recuperarlas. — nuevamente los hermanos estallaron en risas.
La menor apretaba los puños con fuerza, tratando de no romper en llanto, aunque ya unas pequeñas lágrimas se le habían escapado, y eso no pasó desapercibido por los sextillizos.
—Owww, ahora la pequeña quiere llorar— rió burlonamente el de rosa, haciendo que pronto empezarán con el molesto coro: "Quiere llorar, quiere llorar".
La menor tragó con fuerza su orgullo lastimado que se estaba anudando en su garganta, tomó su identificación, sacó dinero de sus bolsillos y los estampó en la barra en un intento se callar a los sextillizos. —Gracias por la comida Chibita, volveré cuando saques a la basura— lanzó una mirada a los hermanos, que evidentemente no captaron la indirecta.
—Vamos, no te vayas así, estamos divirtiéndonos, ¿no? — comentó el de sudadera roja. La menor siguió su camino, ignorándole.
El primogénito decidido a regresar a su nueva "amiga", se decidió a seguirla para convencerle a regresar al puesto —Vamos, no seas asi~— canturreó caprichosamente tomando su brazo.
Instintivamente, la chica le lanzó un golpe directo al rostro, aturdiéndolo, para después aplicarle una llave de lucha mandándole al piso. Estaba tan concentrada en vengarse por sus burlas de hace un rato que tardó en ver que los otros cinco se acercaban a ellos. Temió por su vida cuando les vió justo frente a ellos, mirándole amenazantes, hasta que estos la empujaron fuera del camino y se encargaban de propinarle una paliza a su hermano mayor.
—Ellos son vírgenes — comentó Chibita que fue en auxilio a la joven —sólo tuve que provocarles diciendo que él había sido el único en intentar llegar a primera base contigo para que se fueran contra él.
La universitaria miró con cierta lástima y desilusión a aquellos seis, pues no intervinieron por bien de ella, sino porque no querían que él prosperara.
Agradeció nuevamente a Chibita por la ayuda y ahora sí marchó a su departamento mientras a lo lejos oía la pelea los seis hermanos.
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He llegado a celebrar el cumpleaños de los ninis actualizando esta historia jaja
Felicidades a nuestros bastardos y ustedes celebren como si fuera su cumpleaños, yo de mientras terminaré mi tarea qwq
Se les quiere <3
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Rareza Cotidiana
RandomEn sus primeras vacaciones como universitaria. Mary, una brillante pero muy autoexigente estudiante, dará con un singular grupo que hará que sus días se vuelvan cada vez más locos. Todos los derechos sobre osomatsu-san le pertenecen a Fujio Akatsuka