Capítulo Cuatro

390 19 10
                                    



El aire se me estaba yendo de los pulmones, el miedo mezclado con la mano de alguien desconocido en mi boca no era algo realmente bueno, el sudor frío que bajaba por mí frente a causa de estar un buen rato peleando con mi atacante se iba haciendo cada vez mayor. Mire todo a mi alrededor, no había nada con que podría defenderme, así que me acorde de algunos pasos en caso de algún atacante me retuviera por la parte de atrás. Intente calmarme mientras el tipo me llevaba a Dios sabe a dónde. Intente con mi mano libre jalarle el cabello, pero aquel hombre no se dejaba de mover y me acorde de otro, pegarle en el mulso, cerca de la entre pierna para que perdiera un poco de estabilidad. Con toda la fuerza que aún me quedaba le di en el muslo tan fuerte que el tipo pego un grito y me soltó un poco, aprovechando de la situación le di un fuerte golpe con el codo a un costado de las costillas, logrando que me liberara por completo. Rápidamente me volteé a ver a mi atacante, pero en el mismo instante que el tipo intentaba volver nuevamente a recomponerse salí corriendo de ese lugar tan rápido como pude, sentía los pasos de ese hombre detrás de mí.

Sentía mi cuerpo vibrar a cada paso corrido que daba, era la primera vez que corría por mi vida, si es que se le podía decir que estaba corriendo por mi vida, este día aún no se podía colocar peor. Un tipo me amenazaba y otro intentaba secuestrarme, pero ¿Por qué? A caso todo lo que me estaba pasando era a causa de Elliot, tal vez sí, pero eso solo me llevaba a más incógnitas. Vi la salida delante de mí y con un empujón tomé la manilla y salí a la concurrida calle del campus universitario. Cuando estuve ahí pude dejar de correr, no creía que nadie fuera capaz de secuestrarme en medio de esa multitud.

– Pareces como si hubieses corrido una maratón - Una voz a mis espaldas hicieron reaccionar todos mis sentidos al máximo, no solo porque la conocía, sino por el odio de escucharla en ese momento.

Rápidamente y con la respiración pesada me volteé a ver a Elliot, la última persona que quería ver en ese momento y tanto era la rabia que recorría mi cuerpo que inconscientemente, o más bien muy consiente le di un golpe con el puño en la cara. Vi a mi alrededor y efectivamente no estábamos solos, estaban con los otros dos reyes de la universidad, dos chicas y Rita amarada del brazo de su nuevo novio. Pero mi atención en ese momento era toda para Elliot y si no fuera porque su mirada era aterrada en ese momento le fuera dado otro golpe en su carita de niño lindo.

– Pero que mierda crees que haces - Su mirada era aterradora, tanto así que sentí una corriente eléctrica recorrer mi espalda, si pensaba que esos tipos me habían aterrado, tenía que pensarlo dos veces ante la mirada que me estaba dirigiendo Elliot.

– Lo que una persona como tú se merece - Realmente sentía miedo de él, pero al mismo tiempo una valentía salía a floté, pero más que valentía era autoprotección en esta situación.

. –No quería ser grosero contigo Elizabeth, pero estas pasando más allá de los límites permitidos.

. –No sé en qué porquería andas metido, pero a mí no me involucres en eso- ya todo me valía, si este tipo era alguien peligroso, estaba lista para lo que viniese.

. – ¿De qué hablas? – Robie se acercó hasta donde yo estaba y me acerco amablemente un paño que imaginaba era para secar el sudor que debía de tener en toda mi frente.

. –Amenazas, me amenazaron por culpa de este idiota y tras de eso un desconocido por poco me lleva no sé adónde en contra de mi voluntad- Lo dije todo tan rápido que perdí el aliento, pero lo que me dejo aún más sorprendida fu la mirada que Robie le estaba dando a Elliot, si había pensado que Elliot tenía una mirada aterradora, me había confundido, Robie en verdad que se veía mucho más amenazante.

LA ELECCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora