¿QUIÉN ERES TÚ?

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Muchas veces nos han preguntado ¿quién eres tú?.
En algunos casos hemos respondido diciendo nuestro nombre. Pero la realidad es otra. Por ejemplo si a un joven tu lo ves con un uniforme escolar puedes definirlo como un estudiante pero todos lo estudiantes tienen uniforme, para saber quien es basta preguntarle en que curso se encuentra. En ese momento vemos su posición pero no sabemos su capacidad.
Nosotros debemos saber quienes somos. Recordemos a Juan que fue interrogado y el si sabía quién era él:

Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres? Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo. Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No. Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.
Juan 1:19-23

Una voz que clama en el desierto, Juan sabía quién era él.
Se que muchos decimos que somos hijos de Dios, pero para ser un hijo de Dios debemos padecer al lado de Cristo, suena a locura, no pienses que debes ir a una cruz, lo que realmente quiere decir es que debemos sacrificar las cosas que nos estorban en la vida, para merecer ser un hijo de Dios:

El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.
Romanos 8:16-17

¿QUIÉN ERES TÚ?
Ya es momento que nosotros digamos quiénes somos, recuerden aquel pasaje bíblico del ciego de nacimiento, después de haber recibido tan maravillso milagro, algunos decían que el era ciego, otros que se parecía. Pero él decía que él era:

Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? Unos decían: El es; y otros: A él se parece. El decía: Yo soy.
Juan 9:8-9

Mi hermano te invito a que empieces a declarar que tu eres hijo de Dios. Recupera la vista, padece al lado de Cristo y verás que tu vida cambiará.
Cristo te ama.

Dios te bendiga te desea John Jairo Pineda Gloria.



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