Habían pasado horas en silencio ambos, pensando en todo lo ocurrido y todo lo perdido. Bradley trataba de ignorar el dolor con todas sus fuerzas.
— ¿Te duele mucho, cariño?—preguntó ella al oír que un débil quejido salía de la boca del muchacho.
—Algo—respondió tratando de no preocuparla, pero sabía de antemano que había fallado.
— Bradley ...
— ¿En qué pensabas?—consultó él, tratando de cambiar el tema.
—En que estoy aceptando lo inevitable.
— ¿Qué es lo inevitable, _____?—pregunto nuevamente, con esa voz adolorida.
—Te irás. Tú mismo me lo dijiste.
—No te quiero dejar, amor...
—Es lo mejor, Brad. Estás acá sufriendo... Te juro que me traspasaría todo tu dolor a mi cuerpo, me duele mucho verte así...
—Lamentablemente no se puede, _____. Estaré bien. Ya verás que mañana todo será mejor y los dos saldremos de esta...—dijo con esperanza.
Ella no replicó, no quería discutir con él. Estaba débil y seguro que si se exaltaba la herida le dolería más... Se agachó y beso sus labios, quería por lo menos tener un buen recuerdo.
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