Los labios de Draco Malfoy

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Pero, como siempre, las cosas no salieron como Harry había planeado.

Estaba sentado en la que se había convertido en su mesa habitual de la sala común, esperando a que Ron volviera del baño y tratando de concentrarse en sus apuntes de Pociones, cuando lo oyó. Clin-clin-clin-clin.

Levantó la vista. Era un sonido bastante molesto, y se repetía cada pocos segundos. Venía de algún lugar a su espalda, probablemente de los sofás o de la ventana. Clin-clin-clin.

Giró la cabeza con disimulo. Pansy Parkinson y Tracey Davis estaban sentadas en uno de los sofás y estaban ayudando a Malfoy a hacer... algo.

Clin-clin-clin-clin, se oyó de nuevo cuando el chico se llevó una especie de... ¿pincel? a la mejilla. Su brazo estaba lleno de pulseras, desde la muñeca hasta el codo. "Eso es lo que está haciendo ruido."

Creyó inocentemente que haber descubierto la fuente del sonidito saciaría su curiosidad, pero se vio incapaz de apartar la mirada. Y es que... ¿qué narices estaba haciendo Malfoy? ¿Acaso se estaba echando colorete?

—¿Harry?

Alterado, se giró a toda prisa, recogió la pluma de la mesa y se inclinó sobre sus apuntes.

—¿Sí?

—Estabas mirando a Malfoy —apuntó su amigo con tono acusador mientras se sentaba de nuevo frente a él.

—No es verdad.

Ron levantó las cejas y soltó un pequeño bufido de incredulidad. Sacudió la cabeza.

—Si tú lo dices...

Oh, no. Ron sospechaba algo. ¿Y si creía que a Harry le gustaba Malfoy? Tenía que hacer algo.

—Hannah está muy guapa hoy, ¿no crees?

Ron, que ya se había puesto a leer sus apuntes, miró a Harry, confuso. Después dirigió la vista al asiento en el alféizar de la ventana, donde Hannah estaba sentada con un cuaderno y parecía estar dibujando. Llevaba puesto un chándal flojo y unas zapatillas con forma de gato, y tenía el pelo recogido en un moño bastante desaliñado.

—Si te gustan las chicas en pijama, sí, supongo que sí.

—Me gustan todas las chicas —dijo él, tal vez más deprisa de lo necesario—. Quiero decir, no todas, pero me gustan las chicas de todas las formas. Las chicas que me gustan... me gustan siempre.

Ah, mierda.

—... ya. Oye, tío, Hermione me va a matar como se entere de que no he estado estudiando Pociones, así que...

—Claro, claro.

Ron volvió a bajar la cabeza, y Harry fue lo bastante inteligente como para no volver a abrir la boca. Miró a Hannah de nuevo, preguntándose por qué cojones había dicho todo eso. Lo único que había conseguido era darle a Ron un motivo más para sospechar de él.

No es como si hubiera otros motivos, por supuesto. No los había.

Todavía estaba mirando a Hannah cuando la chica levantó la vista del papel y la dirigió a la ventana, solo para observar la sala común un momento después. Sus miradas se encontraron y Hannah le sonrió. Él, pillado por sorpresa, le devolvió el gesto, aunque se sintió un poco raro al respecto. La sonrisa de la chica era muy... inocente. Amable. ¿Suave? ¿Podían ser suaves las sonrisas?

Cuando Hannah apartó la mirada, Harry se permitió bajar la vista y observar la forma de su cuerpo sentado. No sintió nada en especial al hacerlo, pero supuso que era normal, dado que no sentía nada por Hannah. Eso no significaba nada; no significaba que no le gustasen las chicas. Estaba seguro.

El estúpido pelo rosa de Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora