CAP III Final

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Si había algo que odiaba era matemáticas, pero tenia que estar allí, de eso dependía mi carrera. Pasaron dos horas y mi cabeza comenzó a dolerme. Llegó la hora de terminar la clase y salí de la facultad, no me sentía muy bien. No di importancia, pensé que pronto se me pasaría, pero comencé a marearme, mis piernas temblaban y perdí el equilibrio.
Vi todo como si fuese cámara lenta, yo caia pero unos brazos me sujetaron, eran los de Minho.
Lo miré algo apenada.

-Umm... Gracias.

-De nada- me contestó desconcertado.

-Debo irme, adiós- necesitaba irme de ahí.

-¿Segura que puedes?- preguntó preocupado.

-Si, no te preocupes- dije muy segura.

Me levanté, podía mantenerme en pie pero cuando di dos pasos volví a caer.

-¿No debo preocuparme?- dijo algo molesto- Ven te llevaré a mi casa, estamos cerca y tengo mi bicicleta aquí.

-Lo siento.

Me tomó como a una princesa y me cargó en aquellos fierros con dos ruedas. Me sentía totalmente apenada, además era la ultima persona que quería que me viese en ese estado. Pasamos todo el camino sin decir una palabra. Llegamos a su casa, era muy bonita, no había nadie salvo un cachorro muy tierno que no dejaba de saltarme. Como soy una niña todavía no pude evitar jugar con aquel animal. Minho me miraba.

-Le agradas- dijo sonriendo.

-Es muy cariñoso- dije devolviéndole la sonrisa.

De pronto, el ambiente se inundó de un abrumador silencio, y se llenó de tensión.

-Vamos, te daré algo de tomar- dijo intentando cortar ese ambiente.

-De acuerdo.

Me senté en el comedor, esperando a aquel joven, cuando volvió me dió aquel vaso y se sentó a mi lado.

-¿Qué te ocurrió para que te cayeras de ese modo? ¿Estas comiendo bien?

-Si, estoy comiendo bien. Es solo que me mareo por mi espalda.

- ¿Espalda?

- Si, el doctor dice que es por esforzarme y estrés.

-Ah.

Otra vez, el silencio se hizo presente, trate de cortarlo.

-Gracias por ayudarme- dije apenada.

-De nada, pero ¿Tu novio no viene a buscarte todos los días?

-¿Novio?- pregunté asombrada.

-Si, el chico con el que estabas ayer.

-¡AH! Es Key, pero no es mi novio.

-¡Eh! Elizabeth me dijo que lo era.

-¿Por qué estabas con ella?

-Umm ...

-Key es como una madre para mi, siempre me cuida me consciente, lo admiro mucho pero no lo amo.

-Ah, después de todo tu sigues enamorada de mi- dijo bromeando

-No, como podría enamorarme de alguien tan cruel-

No sabia por qué dije esas palabras, tal vez por miedo de mis sentimientos. Choi me miraba como si le hubiese quitado un juguete a un nene.

-Entiendo.

Minho se veía decepcionado, pude ver sus lágrimas rodar por sus mejillas. Me sentí la persona más miserable en ese momento. En un impulso no pude evitar abrazarlo y secar sus lágrimas, tomé su rostro entre mis manos.

-Perdóname, no quise decirte eso. No quiero verte llorar.

Minho me miraba perplejo.

-Lo siento, es que no puedo evitarlo, porque yo...yo Te amo- dijo el joven entre sollozos

Bajó su cabeza y se levantó para irse a su habitación.

Sus lágrimas, sus palabras me desplomaron por completo. Corrí hacia él lo abracé por detrás y las palabras salían como un rio caudaloso.

-Lo siento, soy una estúpida. Por mi miedo te lastimé. Pero ¿Por qué cuando estoy junto a ti no importa nada más que tu sonrisa? ¿Por qué me duele cuando estas llorando o no estas cerca de mi? Solo estoy feliz cuando estoy a tu lado....

Mi rostro estaba lleno de lágrimas, me era imposible controlar mis emociones en ese momento. El joven se dió la vuelta. Secó aquellas gotas de agua salada con las yemas de sus dedos, nuestras miradas estaban conectadas.

-Eso se llama amor- me dijo con una sonrisa.

-Entonces creo que te amo- le devolví la sonrisa.

Cada vez se acercaba más y más, podía sentir su respiración. Nuestros labios se fundieron, me sentía totalmente feliz.
Poco a poco, compartimos muchas juntos y los meses pasaban...

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Muchas Gracias por Leer.

Una segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora