Nota de autora.

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Quizás muchos no comprenderán lo importante que fue para mí escribir éste relato que en principio comenzó como una idea fugaz que surcó mi mente en el silencio de la madrugada, cuando me revolvía en mi cama toda sudorosa y enfadada por los acontecimientos que nos teníamos que aguantar sí o sí por culpa del gobierno. Esto ya se escapa de nuestras manos, no nos corresponde la culpa a que el maldito sistema eléctrico tenga un mantenimiento tan mediocre e inadecuado que falle de tal manera dejándonos doce horas sin luz, a veces incluso más.

Al ser uno de los Estados de más consumo por el chocante calor que hace nos toca la parte desagradable de todo el asunto, pasar ese tiempo a la deriva pensando en cuando restablecerán la energía. Sin embargo, eso es cada día ¿y aquellos que deben trabajar, estudiar o hacer cualquier cosa? Simplemente se ven detenidos porque no hay nadie en las calles, ni en los trabajos, ni en las escuelas como consecuencia del abuso que estamos recibiendo.

Decir que estoy cansada psicológica y físicamente es poco para lo que siento en realidad, porque llego a considerar que no podré más. La desesperación me invade a tal manera que me ciega y me dan ganas de salir a la calle a quemar, a prostestar, a volverme loca como esos hombres que sienten tal presión y salen a matar. Porque veo que cada vez decaemos aún peor, como si estuviéramos cayendo por un precipicio que parece no tener final y necesito ver la luz, necesito ver que mi país sale de esta situación, de la pobreza, los cortes eléctricos, la delincuencia, la violencia, las mentes mutiladas por un pensamiento de ignorancia y conformismo.

Quiero a Venezuela libre.

Y sí, a muchos les parecerá aburrido esto ya porque he escrito bastante sobre la crisis. ¡Pero es lo que mi corazón oprimido grita! Todavía hay personas que me señalan de no tener ideas por siempre priorizar a mi patria en mis escritos, otras que me encuentro obsesionada, al borde la locura. Sin embargo, esto va más allá de eso. Es la frustración que me golpea tan fuerte como un huracán y empeora mi ánimo. También están los extranjeros que les parece cualquier cosa lo que pasamos a diario, diciendo que ellos están peor o ensimismados en sus propios asuntos cotidianos sin valorar de la libertad que gozan al expresarse, a algo tan sencillo como lo es una calidad de vida estable.

"¡María, se nos fue la luz!" quiere transmitir ese mismo mensaje para todos aquellos que lean. Quise asociarlo con Hetalia y los personajes de la comunidad latina que tanto me gustan por la creatividad y exactitud que contienen de forma individual.

Ese anime me ha permitido a mí desarrollar más amor por la cultura, amor hacia el globo terráqueo. Demostrándome que no solo soy yo, no solo es Maracaibo, no solo se trata de Venezuela, sino de un mundo entero que necesita un mensaje diferente. La mayoría por soberbia de los dirigentes es que se encuentran en esa tormentosa situación para su pueblo.

Esto quiero dedicarlo al 19 de abril, fecha en la que se Conmemora la Consolidación de la Independencia de Venezuela y también a los venezolanos que han dejado que mis escritos toquen sus corazones.

Los quiero mucho, lectores míos.

Sin más nada que agregar, me despido.

Grissel S. Kirkland, 2018.

¡María, se fue la luz! ℘ VenezuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora