Capítulo veintitrés

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Caminaban de manera presurosa, sobre todo Dylan, quien tenia una sensación desagradable en el, como una especie de presentimiento. Sabia que le podía estar pasando algo a Andrew en estos momentos.

De un momento a otro apareció frente a ellos Agustín. Se veía preocupado.

— Agustín ¿Y Harry? —preguntó Ettan desconcertado. Por el tiempo en que habían estado juntos sabia que esos dos eran inseparables.

— Está junto con William.

— ¿William? ¿Él está aquí? —preguntó Ettan.

— Si, pero —hizo una pausa y después siguió diciendo—, tiene un hechizo de petrificación.

— Llevame con él —respondió de inmediato Ettan. Él era el único que podía ayudarlo, además, con William había mas probabilidades de ganar.

Dylan se rió disimuladamente de manera burlona. A el no le interesaba en lo mas mínimo William. Incluso hubiera preferido que muriera. Por lo que preguntó.

— ¿Sabes algo acerca de Andrew?

— Si.

— ¿Dónde está? Dímelo.

— Primero voy ayudar a William —respondió Agustín. Y dándose la media vuelta se fue con Ettan.

— Vamos —le hizo la seña Dylan a sus amigos para que siguieran a los vampiros. Si quería saber donde estaba Andrew, tenia que ir junto con ellos, aunque le fastidiara eso.

No tardaron en llegar donde estaba William. Aun seguía sin poder moverse.

Ettan se le acercó y lo examinó. Casi al instante se dio cuenta que el hechizo que tenia era muy poderoso. Sin embargo, él podía contrarrestarlo. Puso su mano sobre el pecho de William y pronunció un hechizo en un lenguaje extraño, ya que ninguno de los vampiros y licántropos ahí presentes pudieron entender lo que decía.

La mano de Ettan comenzó a brillar de manera tenue y poco a poco ese brillo se disipó.

— Ya está. En unos minutos William podrá moverse bien.

Esperaron un poco. Estaban impacientes todos.

— Gracias Ettan —habló William.

Ettan lo miró de reojo, ya había recuperado su movilidad.

— De nada William.

— ¿Dónde está Andrew? —_preguntó de manera brusca Dylan, dirigiéndose a Agustín.

— No lo sé, voy a buscarlo —respondió de mala gana. Cerró los ojos y se concentró.

— ¿Cómo llegaron hasta aquí? —preguntó William.

— Es una larga historia —respondió Ettan.

Después de unos momentos de silencio, Agustín habló.

— Lo encontré, no está muy lejos de aquí.

— Hay que ir —se apresuró  decir Dylan.

Agustín no respondió. Solo cerró de nuevo sus ojos y ocultó el olor de todos, así podían ir de manera mas segura.

Caminaron con sigilo, atentos a cualquier peligro. No tardaron en llegar. Por lo que se ocultaron atrás de una pared.

— Ahí es —señaló Agustín una puerta de madera, la cual era custodiada por tres vampiros.

— Debemos entrar sin llamar mucho la atención —dijo Harry, luego sonrió—. Pero de eso yo me encargo.

***

Pacto Con Un VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora