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Él

No puedo creer que fui lo demasiado tonto y cobarde al no ir detrás de ti, verte irte así me ha roto el corazón, pero no soy lo suficientemente valiente para exponerme frente a todos e ir corriendo hacia ti, empezarían a sacar sus conclusiones ya que nunca  hemos hablado, ni siquiera estamos en clases juntos, solamente nos vemos ocasionalmente en los pasillos y en el estacionamiento de la escuela.

Me siento tan estúpido por no hacer lo que realmente quiero, quiero estar contigo, quiero abrazarte, limpiarte esas lágrimas que deben estar profanando ese bello y angelical rostro que tienes, pero no me atrevo, no me atrevo a expresar mis sentimientos hacia ti y solo por los tontos estereotipos y porque me importa lo que la gente piense de mí.

Me regrese a mi mesa donde todos estaban riendo y yo solamente tenía una mueca en el rostro para disimular las ganas de decirles cuan inmadura fue su acción y que no deberían estar burlándose de ti, pero aquí estoy callando todo por miedo a lo que piensen y digan sobre lo que siento por ti, no puedo callar esto por tanto tiempo porque siento que podré explotar.

Sonó el timbre para las clases y me levante rápido del asiento con la excusa de que iba a ir a buscar al entrenador para preguntarle algo sobre un partido, pero realmente, quería saber si te podía encontrar, pero no tuve éxito, no te volví a ver en la escuela, fue como si te hubieras evaporado. Las clases terminaron, no tuve ánimos de entrenar, no me sentía bien así que me fui directo a mi casa.

Subí a mi habitación y me quedé tendido en la cama medio dormido mientras un vago recuerdo aparecía y eras tú, tu cara angelical llena de lágrimas mirando en mi dirección y yo mirándote como un estupido sin poder defenderte, sin poder ayudar a la chica que me gusta.

Los pensamientos que nunca compartimos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora