Capitulo 2.

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Ser vendida a un desconocido eso ella no se lo podía creer. ¿Qué persona en su sano juicio podría hacer eso? Pues hay lo tiene su padre.

- Padre... ¿Cómo pudiste? – Ella solo tenía la cabeza abajada, quería llorar, pero no lo hacía, ella no quería parecer una estúpida al frente de las personas – Tu... estas dejándote usar del enemigo... padre- estrella ya estaba sollozando y hiperventilando.

Su padre no le dijo nada solo mantenía sus ojos en aquel hombre que le tenía los ojos encima a su hija y no los despegaba por nada.

Con la poca dignidad que tenía, estrella se fue corriendo al callejón que daba paso a su casa, al llegar, dejo que sus lágrimas salieran a flote.

-¿Por qué lloras? – Pregunto aquel hombre que le había observado, estrella se voltio y miro a al rostro contrario – Sus padres ya no tienen dinero, tienen muchas deudas que pagar y la única solución para ellos es vender a su hija- Él va acercándose pero con cada pasa, ella daba uno hacia atrás- Oye...- La agarra de la muñeca, la empuja hacia la pared y la acorrala – Tú vas a venir conmigo y ya no podrás escapar-.

-¿Por qué yo? – Le pregunto a el hombre –¿Porque no otra persona?- la boca de aquel hombre se acercaba mas a la de ella-.

- Tú desprendes una luz y una paz inigualable, ni con todas las mujeres que me he cruzado son así como tú –acaricia el cabello de estrella-.

-No soy yo, es DIOS el que hace que aquellas personas que le siguen y hacen su voluntad, desprendan esperanza y luz, para que aquella persona que esta segada de la oscuridad puedan ver que aún hay esperanza de que alguien (que es Jesús) viene por ellos y los va a llevar a los mas grande guerreros de Dios- Le miraba con un destello en sus ojos, parece que hasta hubiera olvidado que la han vendido.

- Aun así te llevare conmigo – le robo un beso y se fue, estrella estaba como un tomate.

Estrella se fue corriendo a su casa, cuando llego se encerró en su habitación, se postro y comenzó a orar, ya casi acabando de orar le pidió algo al Señor.

- Padre... te pido que no me pase nada malo, pero si no que se haga tu voluntad – le estaba entrando mucho sueño y así mismo postrada y se durmió.

Alguien le acariciaba la cabeza a estrella y le daba besos en la frente, su ropa blanca brillaba tanto que no había ni un lugar en la habitación que este oscuro.

-Hija mía no te preocupes, yo no dejare que nada malo te pase, solo ten siempre presente que fui yo quien te salvo y clama por mí y yo te responderé –la acoteja, y la arropa bien en la cama- yo te amo hija mía.

Polos OpuestosWhere stories live. Discover now