|KILLING ME SOFTLY| KOOKMIN-HOPEV

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|KILLING ME SOFTLY|

Bese con delicadeza la vena de tono verdoso que resaltaba gracias a la nívea piel de su muñeca derecha, observe sus ojos marrones mientras lo hacía, transmitiéndole mi deseo, pude notar el suyo por la forma en la que mordía su labio inferior haciendo que sus cejas formaban una línea recta; me separe de su piel enderezando mi postura, estire la cuerda de cáñamo en mis manos sin mostrar expresión en mi rostro, la ajuste en su delicada muñeca dando un fuerte agarre, proseguí con la otra antes de atarlas juntas a los barrotes de la cabecera de la cama, mismos que estaban diseñados especialmente para esto –con esto bastara por hoy precioso- dije sintiendo mi garganta áspera y seca

Jimin se retorció en la cama con las piernas abiertas, listo para cualquier cosa que se me antojara hacerle. Tome su pie izquierdo estirándolo hasta mi boca para comenzar un recorrido de suaves y húmedos besos que se deslizaron de a poco hasta sus jugosos muslos haciendo que mi palpitante erección saltara de anticipación, juro que las perfectas y bien torneadas piernas de Jimin eran mi maldito infierno... me tome mi tiempo dándoles especial atención, llenándolas de marcas lilas y pequeñas mordidas, para este punto yo tenía medio cuerpo sobre la cama y un peli plata gimiendo desesperadamente mi nombre, deseoso porque me diera prisa. Subí a la cama lentamente, arrastrándome sobre las sabanas aumentando el deseo de mi hermoso Mochi, me acomode entre sus muslos para pasear mi lengua desde su escroto pasando por la base hasta llegar a la punta rosada de su pene, que aguardaba goteante de líquido pre-seminal para mí, amaba que se mantuviera completamente libre de vello, me dejaba apreciarlo por completo

-Jungkook- jadeo mientras sus caderas se elevaban, acercando su miembro a mi boca

Aún después de todos estos años juntos, mi bolita de arroz seguía deseándome tanto como la primera vez, tanto como yo a él

Deje escapar un -Mhh?- de mi boca antes de introducir su pene de lleno en mi cavidad bucal, enroscando mi lengua por toda su circunferencia, asegurándome de darle especial atención al frenillo en la punta, sabía que eso lo volvía loco

-por favor- gimió con la voz entrecortada –por favor- repitió elevando una vez más sus caderas, mostrándome su piel erizada ante las delicadas caricias que repartía con mis manos en los huesos de esa matadora uve que se formaba en su vientre bajo

-tus deseos son ordenes- dije con una sonrisa lasciva en el rostro, me puse de rodillas en medio de sus piernas, sujetando su cadera con fuerza, encajando mis dedos en la suave pero firme piel, tan sensible, perfile mi miembro hacia su previamente preparada entrada y lo penetre de lleno, dejando escapar un gruñido ronco en el proceso...

Jimin era mío, solo mío, siempre mío, eso lo decidí aquella vez mientras sus delicadas y suaves manos limpiaban mi rostro ensangrentado después de esa estúpida pelea que tuve que dar contra Lai Guang Lin, el hijo del dragón, la mafia china. Mi padre y su padre apostaron por demostrar quién de los dos era el más fuerte, un digno y sádico sucesor; a mis escasos 12 años la vida y mi propio padre se habían encargado de convertirme en una escoria sin contemplaciones, aquel día no pude parar hasta que el pobre niño de 10 termino inconsciente en el piso y mi rostro medio roto. Los mayores ni siquiera se giraron a verme cuando dieron la pelea por acabada, se marcharon con sus copas en manos y enormes sonrisas en sus rostros, con trabajos salí de aquel apestoso lugar arrastrándome hacia los baños donde él, en ese entonces rubio Jimin, me tomo de la mano y me sentó en una de las sucias tazas, no tenía fuerzas para empezar otra pelea y tampoco tenía ánimos para reclamarle así que solo me deje hacer, me limpio con la delicadeza del mundo y yo no podía dejar de observarlo... en poco tiempo mi rostro estuvo limpio y unas curitas con figuras de osos adornaban mi rostro mientras aquel rubio me sonreía brillantemente causando que sus hermosos ojos se cerraran.