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31(Flashback)

Narrador omnisciente

Un dulce niño de apenas diez años era acompañado por su prima, un año menor, y su padre al colegio. Jimin era muy bajito, con labios carnosos y gruesas mejillas. Hasu era algo más alta que el chico pero, al igual que él, era preciosa. Tenía una pequeña nariz, labios y cara fina y un pelo largo negro digno de cualquier modelo.

Los tres iban felizmente agarrados de la mano mientras miraban pequeños detalles de las calles que, aunque los veían casi todos los días, siempre lograban ponerlos de buen humor.

Al llegar al colegio los primos entraron cogidos de la mano mientras el padre de Jimin sólo los veía entrar con una gran sonrisa en la cara. Él amaba pasar tiempo con los niños, aunque sólo fuera para llevarlos al colegio.

Dentro del colegio los dos niños esperaban a que sonara la sirena para entrar a clase hablando sentados en uno de los escalones. Cuando sonó los dos se fueron cada uno a su fila. Ahí empezaba el martirio de Jimin.

Las clases fueron como siempre. Jimin se encontraba siempre bajo las burlas y aislamiento de sus compañeros. Todos se burlaban de él porque su tan querida familia no era "normal". Él no entendía por qué se comportaban así. No le encontraba sentido. Y no sólo eran las bromas de mal gusto hacia él sy su familia también eran los golpes que había empezado a recibir el año pasado por parte de tres compañeros suyos. Por ahora nadie lo había descubierto porque el pequeño había sido capaz de tapar las marcas que estos le hacían ágilmente. Él no quería causar problemas.

Ya era la hora del recreo. Jimin iba contento porque ese día su prima Le había dicho que su madre le había puesto algo especial como almuerzo y que lo iba a compartir con él. Cuando estaba por salir un chico les cogió del cuello de la camiseta y lo volvió a meter a su clase. En ese momento el miedo inundó al pequeño Jimin y, como acto reflejo, empezó a llorar desoladamente. Él no quería que esos chicos le volvieran a hacer el daño que ya le habían hecho.

— Mira a quien tenemos aquí

— Si es el cerdito mariquita.

— Yo-yo no-no so-soy un cer-cerdo. — Dijo Jimin intentando calmar su llanto.

—Eres más tonto de lo que pensaba ¿Es que no te has visto? — Jimin no sabía a lo que ese niño se refería. Él era muy guapo porque siempre sus padres se lo decían. — No sólo es que seas hijo de una familia asquerosa también estás muy gordo, cerdito.

Y después de eso los chicos decidieron que ya eso había sido demasiada cháchara y que debían hacer el segundo paso. El más grande de los tres se puso en frente de Jimin. Jimin se estaba preparando mentalmente para lo que venía porque ya sabía lo que ese chico iba a hacer. Los otros dos estaban animando a su amigo a que ya lo hiciera y, después de unos segundos sin hacer nada, lo hizo. Le dio un puñetazo al pequeño Jimin en su tripa.

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