2: Ninguna es buena

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He visitado tres casas hogar en cuatro horas, ninguna funciona porque no lo reciben sin acta de nacimiento o porque ya son demasiados niños, en fin, su respuesta es no incluso antes de preguntar pero para juzgar sí tienen tiempo...

La primera se llamaba "Pequeñas huellitas" lo cual me sonaba más bien a una clínica veterinaria pero al verla era un lugar normal para niños que crecen sin parte; los niños que ya vivían ahí miraron el auto asombrados pero su mirada cambió cuando me vieron con un bebé en brazos, supongo que no muchas parejas adoptan hoy en día. Las nanas que se ocupan de los niños no dejaban de mirarme, de hacer preguntas e intentar averiguar si el niño había tenido o no registro de nacimiento. Obviamente no lo sabía y ahora sé que no tiene registro, básicamente no existe en el sistema ¿cómo puedo vivir con eso? No puedo dejarlo en ningún lugar sin registro legal.

La segunda se llamaba "Un mejor lugar" y parecía bastante catolica... bueno, mi familia es religiosa y yo tambien, de vez en cuando asi que algunas veces he tenido mis preguntas y dudas. El punto es que el chiquitin no podia quedarse ahí por el simple hecho de que Dios lo había puesto en mi camino por alguna razón y debía luchar mis batallas con él a mi lado (sería una mentira enorme si digo que no dudé un poco sobre si era o no cierto eso), el discurso fue alentador pero no dejaba de asustarme, ellas me juzgaron aun cuando les aseguré que el niño no era mío.

Por último estaba un lugar llamado "La granja" y está de sobra decir por qué pero era porque tenían demasiados niños y todos seguían a alguna nana por el lugar, justo como gallinas y pollitos. En ese lugar me rechazaron (bueno, nos) porque ya había demasiados niños y sí, era verdad ademas no me gustó para nada que algunos ni siquiera se supieran los números incluso cuando ya estuvieran en una edad apropiada para eso.

-Señorita -dice George, el chofer- le aconsejo que ponga en silencio a su niño o me veré forzado a decirle a su madre todo lo que hemos hecho y que usted no ha dejado al niño en ninguna de las tres casas.

Le aseguro que lo haré pero no siquiera yo sé cómo hacerlo, ya he comprobado que no se haya hecho del baño, me aseguré de que su formula se hubiera terminado antes de salir de la casa, todo está en orden. George nunca se casó, decidió entregar toda su vida en servicio a mi familia y bueno, tal vez ahora se está arrepintiendo siquiera un poco, de haber tenido una hija a la edad apropiada, tendría mi edad y tal vez eso es lo que le molesta. Sé reconocerlo porque todo el tiempo me está diciendo lo irresponsable que soy o solía recordarme lo mal que me trataba mi ahora exnovio y que merecía a alguien mejor pero siendo sinceros no creo que pueda encontrar a alguien asi en la alta sociedad. Frente al público presumimos una moral enorme pero detrás estamos totalmente desmoralizados aunque no creo que sea un problema de clases sino mundial, todos son así hoy.

-George -le digo- ayúdame a salir de esta, no quiero ser cruel con el niño, viste esas casas y eran lugares horribles. No puedo darle una vida así cuando puedo elegir darle una conmigo.

Supongo que me volverá a decir irresponsable.

-Eres una irresponsable -dice, se ha olvidado de las etiquetas formales- tu familia ha invertido demasiado en tu educación, demasiados sermones sobre responsabilidad y tú misma has visto a tus hermanos con sus hijos mientras son una familia normal pero ahora sales con esto y crees que todo será un bello cuento de hadas.

Sé que no lo es pero no creo que pueda ser tan horrible como lo mal que me sentiré si permito que este pobre niñito sufra, no será tan difícil, puedo mentir y conseguir tiempo, tal vez les informe que me voy a un retiro mental o algo muy hippie, necesito una salida.

-George -digo tocando su hombro- serás mi complice en una última fechoría y no, el bebé no se va, se queda conmigo...

Él solo puso los ojos en blanco y comenzó a conducir...

***

-Ya te dije -dice mi madre- te dí hasta tu cumpleaños para deshacerte de él, todavía tienes el día de mañana, piensa bien las cosas.

Claro, pensaría algo si hubiera opciones pero no las hay, estamos hablando de alguien que no ha hecho nada malo, solo nació. Mi madre me ha dado una vida maravillosa.

-No lo entiendo -digo sentándome en una orilla de la cama, lo hago con cuidado, no quiero despertar al bebé- incluso cuando sé que me has adoptado, te opones demasiado a que yo haga lo mismo ¿cuál es la diferencia? ¿tan mal los he hecho sentir a tí y a papá?

Sí, no es secreto de estado que la glamurosa Vivian Adams y el excelente empresario Bernard Adams decidieron adoptar hace dieciocho años (justo pasado mañana, un día después de mi nacimiento) a la tranquila y linda Amelia Adams. Le brindaron un hogar cuando nadie más lo hizo.

-Fue diferente -dice mirandome- creeme que lo fue.

Eso es tan cliché.

-No lo fue -digo- mi madre tenía opción, pudo cuidarme, pudo ofrecerme tanto como pudiera pero aun así eligió cederme a ustedes ¿dudaste en ese momento?

Ella me mira pero sé que en algo estoy pasando una linea que no deberia.

-Mi hermana no tuvo opción -dice con los ojos llorosos, siento que la sangre se me ha ido de cuerpo. No sabía esa versión de la historia- no la tuvo porque murió horas después de darte a luz.

Siento que no puedo ni respirar, somos familia realmente pero no de la clase "madre e hija de sangre" sino "tia y sobrina" pero ¿dónde estuvo mi padre? Seguramente salió corriendo en cuanto supo del embarazo, no me extrañaría nada.

-Puedes visitar a tu padre cuando quieras -dice mientras se pone frente al tocador para ver su maquillaje estropeado- él pidió quedarse cerca de tí, es muy buen chofer, te ha llevado a cada primer día de escuela, en tus cumpleaños. Ha hecho tanto como puede por tí y siempre en silencio.

Algo está muy mal, George es mi padre y puede tener un poco de logica ya que siempre está llamandome irresponsable pero entonces ¿por qué no se quedó conmigo?

-¿Por qué no se quedó conmigo? -pregunto.

Ella me mira pero me indica que ya conozco la respuesta y así es: no se quedó conmigo porque quería una mejor vida para mí y había personas dispuestas a darmela.

-Pero yo puedo darsela -digo tomando al bebé en brazos- puedo darle a este bebé una buena vida, no sería a costa de tu dinero, no me importa en absoluto aunque me ha sido bastante útil.

Sé cómo me mira, tengo casi dieciocho años a penas, los empleos que puedo conseguir no son bien pagados pero estoy segura de que algo puedo hacer, tengo fé.

-Todos estos años hemos ido a la iglesia -digo como ultimo argumento, discúlpame señor por usarte como arma- y he escuchado que siempre suceden por algo las cosas, que todo está escrito, entonces ¿este bebé es para mí? Lo mas probable es que sí y no me importa lo que me cueste, voy a obedecer a la doctrina por una vez en mi vida y me quedaré con él.

Mamá instantáneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora