5. La furia y el dolor de cabeza de mamá

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Capítulo cinco

—Mi jodido dios. —susurró Peyton, diciendo aquello una vez más. Tal vez unas doce veces más.

Está manejando por la carretera y a pesar de que son las doce o una de la noche, traemos las ventanillas abiertas, así que nuestros cabellos vuelan, o por lo menos los míos, ella se ha amarrado el cabello haciéndose un chongo alto.

Miro la carretera, tarareando una canción que ahora mismo está en el reproductor de música.

—¡Mi jodido...!

—¡Dios! —exclamo yo ahora, alzando las manos en gesto de frustración—. Pey, has dicho ya eso, búscate otra línea.

—Es que, carajo, no me lo puedo creer. ¿Qué pasó allá? —pregunta con una sonrisa audaz—, mi cerebro está tan lento que no logra procesar lo que ha pasado.

Puedo sentir la emoción que emana de su cuerpo y sus palabras, puedo notar que está ruborizada y se aguanta las ganas de chillar como una niña o en todo caso, como una rata. Me causa diversión, pero odio que esa emoción sea porque algo que me haya pasado a mí.

—Quizá no debí venir. Es más, pienso que ahora debo encerrarme en casa durante toda la vida. —hundo mi rostro entre mis manos y suelto un bufido de irritación pura.

—¡Mil demonios y satanás! —exclama—, como la mierda que acaba de pasar, no me puedo creer la escena que hizo Strow, ¿lo viste? ¿Viste la cara de Lara? ¡Ah! Debí haber grabado todo, y luego ese chico... el bonito de ojos intensos, ¿quién carajos es él?

Ahogo un gemido e inspiro profundamente.

¿Ella también notó los bonitos ojos del chico?

—No lo sé, pero está jodidamente loco, es un acosador, no sé, pero...

—Te defendió, bueno, no como tal, pero te ayudó. —sonrió—. Y Chasse quería golpearlo por ello.

—Me di cuenta.

Nos quedamos un momento calladas, observo que cada vez estamos más cerca de mi casa y eso me ponía levemente nerviosa, no sabía el porqué, mis emociones se desestabilizaron esta noche y lo único que quiero es llegar, darme una ducha y dormir, sí, dormir es la solución a todos mis problemas.

—¿Sabes qué fue lo que más me sorprendió? —hace una pregunta con unos tonos más calmados.

—¿Qué Geena Kourth no me haya mandado a la mierda antes de toda la escena? —pregunto.

—No. —me mira por el rabillo del ojo—, me sorprendió que tú permanecieras en silencio y dejaras que el chico te ayudara.

Podría atragantarme con mi propia saliva ahora mismo.

—Que yo recuerde tú me hiciste callar poniendo una mano sobre mi boca. —imito la acción que realizó.

—Sí, pero vamos, eres una de las chicas más tercas que ha pisado el mundo y estoy segura que mi mano no impediría que esa boca soltara un poco de mierda el día de hoy. —suspira—, sin embargo, no lo hiciste, te quedaste callada y por lo demás que vi, escondida detrás de la espalda del chico lindo.

—El tipo se puso en frente de mí, además, no quería decir nada, todo lo que le dije a Chasse se lo dije en el hospital, fin la conversación Peyton.

Me cruzo de brazos, soy capaz de percibir la sonrisa que baila en los labios rojizos de Peyton. Estoy tentada a mandarle a la mierda y quizá salir del auto cuando este en pleno movimiento, pero no lo hago, solo me dedico a recrear la escena que antes ha pasado, mucho después de que saliéramos de la espantosa casa. El chico de ojos grises, el cual no le pregunté su nombre, se ofreció a llevarme a casa, con la sonrisa dulce que llevaba desde el principio me preguntó si me encontraba bien y se atrevió a decir que Chasse era un animal, lo comparó con un perro chihuahua y Peyton se rió como una loca.

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⏰ Última actualización: Oct 06, 2018 ⏰

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