- ¿A caso eres...
Se levanta y sale corriendo dejándome las palabras entre labios.
>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>Tatiana enciende la luz en cuanto entro a la sala.
- Eres igual a tu padre -dice.
- Y usted como las brujas de los cuentos.
- Ya tienes 18 y puedes escapar de la bruja, de lo contrario te abstienes de salir para llegar a estas horas.
Le ignoro y camino en dirección a mi habitación, pero siento que me toma del brazo y al girar impacta su palma en mi rostro.
- Dame la custodia de mi hermana y te juro que me largo con ella de esta casa.
Me suelta y voy al baño, años atrás estaría llorando de impotencia, pero ya no me lastiman sus palabras.
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- Tito Rafael Villa y Sakura Aoyama Smith -dice el maestro.
- Pero si somos yo y Margaro -Rafael se queja.
- Si, por eso reprueban -nadie se atreve a reír o eso sería una paliza en el almuerzo-. Por lo que he decidido colocarlos con los hermanos Aoyama.
- Margaro Emil Perez vas con Kisuke.
El maestro termina de repartir las parejas y salimos a almorzar, debo pasar el trabajo final de matemáticas o tendré que tomar clases en verano.
- Iré a hablar con el Apellido, debe acomodarse a mi horario y le daré una pequeña advertencia para que se esfuerce un poco más por el bien de ambos -digo a Rafael.
- Yo iré al grupo de chicas, por cierto investigare sobre tu cenicienta ya que tendré todo un mes trabajando con la hermana de Apellido -me da una palmada en la espalda y se retira.
Voy y me siento frente a Kisuke.
- Trabajo en las noches, así que de acá vamos directo a tu casa, trabajaremos una hora por día y tu has de copiar todo o tendré que mandarte a la enfermería, ¿comprendes?
- Sí -dice el chico ante mí.
- ¿No pondrás ninguna objeción?
- No, me parece bien -baja la mirada.
- Eres patético.
Al salir le vi caminar junto a su hermana, corrí y le tome de la parte trasera del cuello de la camisa.
- ¿Como crees que voy a llegar a tu casa Apellido estúpido -su hermana me mira sorprendida.
- Creí que eras diferente -dice Sakura.
- Al parecer Rafael reprobara otra vez porque no sabes usar la cabeza -digo.
- Iré donde Amanda, me llamas cuando este idiota se allá ido de casa -dice Sakura.
Kisuke asiente y camina delante, le sigo y me sorprendo mirándole el trasero, sacudo mi cabello y se vuelve a mirarme.
- ¿Qué? -pregunto.
- Puedo hacer el trabajo por ambos, diré que nos reunimos y...
- Mira pequeña mierda, no serás tú quien llene mi examen, por lo que deberás enseñarme porque si repruebo...
- Me enviaras a la enfermería, ya lo sé -señala un sexto piso-. El ascensor está dañado.
Le dejé hablando y crucé la acera.
El piso está pintado de blanco, todo es muy sencillo y se ve reluciente. Entramos a su habitación y no era ajena a lo anterior.
- ¿Tienes jugo de Naranja? -pregunto.
- Sí, iré por un poco.
Salió de la habitación, yo quería encontrar algo sucio para poder criticarle, miré debajo de la cama y quizás no debí haberlo hecho.
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Kisuke
Entro con una jarra de jugo y un vaso de cristal, le sirvo y busco el libro de matemáticas.
- ¿Conoces a las amigas de tu hermana? -pregunta Margaro.
- Sí o eso creo.
- Una rubia de ojos grises y labios carmesí -muestra la peluca que escondía tras su espalda y me la arroja.
- No es, yo puedo -no sé que decir, mis manos comienzan a sudar y creo que romperé en llanto en cualquier momento.
- Quiero verla, ahora -no creía lo que estaba escuchando, no comprendo nada.
- Por favor -comenzaban a escaparse lagrimas de mis ojos-. No le digas a nadie...
- Cámbiate, antes de que pierda la paciencia.
Me pongo de pie sin contener el llanto, me dirijo a la puerta cuando le escucho nuevamente.
- ¿Dónde crees que vas?
- El maquillaje esta...
- Que no se te ocurra escapar.
Limpio mi rostro y hago lo de siempre, en cuanto termino voy a la habitación, mi corazón late como tambores de un ritual, Margaro tiene mi celular, lo suelta y se acerca a mi estante, observa algunas caratulas de películas y CDs.
- ¿Te piensas quedar ahí observándome o terminaras de hacer lo que te he pedido?
Me dirijo a la cama, tomo la ropa que él ha colocado sobre la misma y la peluca. Camino al baño y cuando me disponía a cerrar su mano lo impidió.
- Veré como lo haces -susurra antes de bajar la mirada -se ve tan lindo, ¿qué estoy diciendo?
Le dejo pasar y mi corazón palpita como nunca.
- Debo quitarme la ropa para...
- Se supone, comienza -dice.
- No puedo hacerlo si estás mirando.
- ¿A cuantos chicos has engañado con ese disfraz? -hace una pausa en espera de respuesta-. ¿Te debería avergonzar el hecho de vestir como mujer más que el de desnudarte ante otro hombre.
Quiero despertar., quiero despertar de esta pesadilla.
Me quito la camisa y me coloco el vestido aun llevando pantalón, me giro y comienzo a quitarlo, termino de vestirme, aunque no llevo tacones esta vez.
Se acerca y me toma del cuello con fuerza como si quisiera ahorcarme, llevo mis manos sobre las de él, me falta el aire, duele, trato de decirle que duele, siento mi rostro arder y me suelta. Me doblo, tomo aire, al incorporarme toma mi barbilla sosteniendo nuestras miradas.
- Nadie te creerá y si lo dices diré que me engañaste y revelare tu secreto.
No entendía nada hasta que sus labios se posaron sobre los míos y llevo su mano a mi cadera.