- Debo irme -se sacude el cabello y baja la mirada a sus pies-. He dejado mi número en tu móvil, trabajaremos por videollamada esta noche, entro a las cuatro y salgo a las diez.
No sabia que decir, ¿qué ha significado ese beso? Aun siento la calidez y humedad de sus labios, quiero, se acerca interrumpiendo mis cavilaciones con un dulce beso.
- ¿Te sientes como una chica? -se gira y toma el picaporte.
¿Qué pasa por su mente? Ya sabe de mi secreto, ¿qué más desea?
- En ocasiones desearía ser una chica, pero otras quisiera simplemente ser deseado como soy.
Salió y me dejó con mil dudas y sensaciones.
No sé que me ocurre, él es un patán, creído, enigmático, manipulador, tonto, sexy. ¡Ya! Golpeo mis mejillas y escucho mi móvil, corro, ha de ser él, me decepciono al ver el nombre de mi hermana en la pantalla.
- No me diga que resulta que es estudioso -la escucho decir-. ¿Está en casa?
- No, se ha ido hace una hora con treinta y ocho minutos -soy bueno calculando.
- Y te ha dejado mal al parecer, saldremos esta noche, nos acompañas supongo.
- Debo estudiar a las diez, así que no puedo.
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Dan las diez e inicio a buscar los libros y hojas sueltas. Ya había visto su número, pues no podía creer que lo había apuntado realmente. Le llamo.
- ¿Quién? -escucho.
- Soy Kisuke.
- Debiste decir eso el primer día y no te estarían llamando Apellido.
- Este es mi número, cuando estés disponible me escribes.
- Mañana no iré a tu casa, debo hacer algo importante por lo que tendrás que, al igual que hoy llamarme, ¿entendido?
- Sí.
- Hablamos -colgó.
Tiro el móvil sobre la cama, miro los libros, necesito comer algo, pienso y me dirijo a la cocina a por una caja de Pocky. Al regresar a la habitación me acuesto sobre el suelo y recuerdo sus labios, así de la nada como ocurrió todo. Escucho el tono del celular, me incorporo, es él.
- Has tardado en contestar -veo sus piernas cruzar de un lugar a otro.
- Disculpa, estaba distraído.
- Bien comencemos -se sienta pero no veo su rostro.
Estudiamos aproximadamente una hora y ahora quería seguir hablándole, pero no sé como retenerlo.
- ¿Cómo te llaman cuando vistes de chica?
- Kim -digo-. ¿Por qué has hecho lo de esta tarde?
- Porque me apetece jugar contigo, ¿creíste que me gustabas?
Margaro
Al salir veo a Rafael.
- No me dijiste que vendrías -le digo.
- ¿Vamos por unas copas?
- No puedo, he tenido que hacer algo en la tarde y no comencé el trabajo con Kisuke.
- Sé que puede sonar raro, pero ¿qué pasaría si un chico te hace sentir cosas?