Capítulo 4

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Los casilleros personalizados eran una falacia más de las miles que rondan alrededor de los colegios. Pocas veces te permitían ser tan liberal con tus cosas, eso luego de que hubieran pillado a Harriet Gunn con pornografía gay y los rostros de dos miembros de One Direction pegados encima. Era simplemente asqueroso. La suspendieron y cuando regresó nadie le dirigía la palabra.

Pero Mel tenía una única foto pegada: una nuestra compartiendo una piña colada. Recuerdo cuando le diseñamos el efecto polaroid y la imprimimos así.

—... El asunto es que Julie vendrá a casa esta tarde y por eso no podré acompañarte a las audiciones.

—Lo entiendo —fingí—, después de todo, puedes usarlo como crédito extra para la universidad.

—Mis padres están super ansiosos con ese tema y me preocupa porque Matt no ha dicho nada sobre sus clases en todo este tiempo. Debe creer que le robo protagonismo.

—Matt es un niño inteligente y sabio como yo. Es tu último año aquí, luego tendrá el estrellato para él y créeme, no le gustará. —Hablaba por experiencia, ser hija única obligaba a que toda la atención estuviera puesta en ella, en buenas y en malas— No pienses en eso.

Vi a Lizzie con seis libros pesados y la auxilié tan pronto como pudes.

—¿Qué haces en planta baja? Creí que los de primero no tenían permitido venir aquí.

—Nuestra biblioteca no tiene nada, se roban los libros. Han puesto cámaras de vigilancia para descubrir al chistoso que los rompe y quema. —Sonaba a una estupidez, más que una travesura— Por eso me enviaron a buscar estos. Ni siquiera sirven, pero algo es algo.

—El salvajismo es más propio de los humanos que de los animales, cada día más cerca del veganismo.

Ambas miramos a Melanie confundidas. Era como si acabara de hacer un comentario en voz alta que se suponía que debía preservar en su cabeza por su propio bien. Reímos a coro y lo dejamos pasar. Mel se perdió entre el tumulto de camino a clases y yo asistí a Lizzie hasta su salón.

—Oye... ¿Cómo sigue Jack?

—Bien, no lo sé, es lo que supongo. Llegó a casa antes que yo y estaba encerrado en la habitación. Así que no me metí. Sé que no hacía nada raro. A lo sumo estaba haciendo abdominales o flexiones de brazo.

—¿Flexiones de brazo?

—Suele hacerlo cuando algo lo irrita. Y ayer la situación lo sacó de sus casillas. Supongo que no se esperaba una pelea como esa. Suele controlarlo bien, pero las discusiones no son lo suyo. Sacan lo peor de él. —Lizzie lo hacía parecer un libro abierto, pero no tan pesados como los que cargaban— Gracias por acompañarme, Nat. Te veo luego.

Con esfuerzo llegó a su salón como toda una salvadora que traía el recurso de trabajo. No entendía por qué me preocupaba por ella de una manera más maternal de lo que debería. Mi curiosidad sobre Jack sí tenía un porqué.

Desde que lo vi la primera vez, la impresión que me causó no fue buena. Estaba todo el tiempo rodeado de mujeres y parecía no inmutarse por ello. Les dedicaba palabras como "hermosa", "bonita" y "preciosa" y todas se derretían. No las culpo, nos crían bajo una hetero normatividad donde las mujeres debemos complacer a los hombres en más de un sentido. Y eso significa, ganarnos su aprobación. El que recibieran esos elogios, podía ser tomado como algo positivo, aunque seguramente él ni siquiera recordarse sus nombres.

Me sentí obligada a perseguirlo y querer saber más de él. Tal vez darle alguna lección. En mi grupo social, aunque no me relacione con todos, sé reconocer a los idiotas. Y aunque Vince sea un gran ejemplo, nunca lo vi coquetear abusivamente sintiéndose poderoso por su posición en el equipo. Él siempre me pareció abducido por los videojuegos y ahora, al parecer, la marihuana. Pero si Jack venía a traer de regreso ese estereotipo machista, claramente era mi deber frenarlo.

Fall (REESCRIBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora