»Prólogo«

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–Esto es por tu bien Jungkook, entiendelo.– Dijo el señor Jeon frustrado a causa de la actitud de su hijo.– Tu mal comportamiento ya excedió nuestro límite.

Y no era para menos, ya que Jungkook últimamente estaba teniendo un comportamiento bastante conflictivo con sus padres, intentando demostrar su inconformidad ante la decisión de la pareja de cambiar de Universidad a su hijo aún cuando ya había iniciado el año en la Universidad de su ciudad natal.

Jungkook no pudo evitar voltear los ojos tras esa oración. Él mismo sabía que sus notas no eran tan buenas como las de los demás, pero tampoco era para exagerar. Por Dios ¿Era necesario cambiarlo sólo por doce materias reprobadas? No era tan grave.

–Exageran, si apenas me muevo para respirar y parpadear.– Dijo el menor posando ambos brazos detrás de su cabeza a la vez que oyó las carcajadas provenientes de sus padres.

–¿Exagerar?– Su padre alzó una ceja – Mira tu labio, apenas ayer estuvimos en la oficina del director por una de tus ridículas peleas, hemos ido ya doce veces de lo que va del año ¡Y las clases iniciaron la semana pasada!

Soltó una carcajada–Pues... ese idiota se comió la última galleta.

–Jungkook...– Su madre le dio una mirada fulminante, el pelinegro bufó ante aquello.

–¿Y que tal de la vez que te fugaste de clases en el auto del director?– La delgada mujer se acomodó en su asiento cruzándose de brazos.

–No es mi culpa que el viejo haya dejado sus llaves ahí a la vista de cualquiera.– Se encogió de hombros mirando la pantalla de su celular.

–Estaban en su oficina, dentro del cajón de su escritorio.– El señor Jeon se limitó a masajear el puente de su nariz.

–Como sea, pasó hace 3 días– Dijo con indiferencia volviendo a rodar los ojos y guardando su celular.– Pasado pisado.

La pareja bufó– ¿Por qué no puedes ser más como Junghyun?– Cuestionó su madre mientras se retocaba su maquillaje.– No logro comprender como puedes ser así, con tanta razón no tienes ningún amigo.– Negó con la cabeza.

–No lo cuestiones querida, no es su culpa no ser tan inteligente y perfecto como su hermano.– Habló su padre con tono despectivo.

Tan solo esas palabras bastaron para que la paciencia del menor de los Jeon se acabara. ¿Quienes se creían para hablarle así? Y más aún, compararlo con el estúpido de su hermano mayor.

– Que yo sepa, unas jodidas notas no definen cuán inteligente eres.– Dijo con toda la calma que su frágil temperamento le permitió, pero aún se podía notar lo enojado que se encontraba en ese momento– Igual, si su objetivo con enviarme a esa cárcel es tratar de reprenderme, déjenme decirles que están gastando su preciado dinero en vano. Al fin y al cabo, estaré solo todo el jodido día al igual que en Busan y me saltaré todas las clases que se me de la gana. En resumen, será la misma mierda, sólo que gastaran mucho más dinero y ya no tendrán que preocuparse siquiera por el paradero de su hijo, que bueno, no es como si lo hicieran de todas formas... Al menos ya no tendré que soportar sus irritantes quejas y todas esas estúpidas comparaciones con mi hermano.– Soltó para luego sonreír de forma sarcástica.

Sintió como su padre lo miró por el retrovisor a la vez que la delgada mujer en el asiento del copiloto se tensaba, sin embargo ambos continuaron normalmente en sus asuntos, ignorándolo completamnte y restándole toda importancia a aquellas frías palabras que su hijo acababa de esbozar. Se pudo sentir un incómodo silencio en aquel auto que perduró hasta que los Jeon arribaron a su destino.

El pelinegro suspiró exhausto y bajó del auto encaminádose detrás de sus padres al que ahora sería su nuevo hogar durante los próximos meses... o mejor dicho, cárcel. De igual forma sólo sería un año y luego podría largarse de aquel repulsivo lugar.

Sólo será un año...

¿Qué tanto podría pasar?

❥ ¡Don't Call Me Kookie! •Kookv•❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora