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El pelinegro se encontraba recorriendo a pasos largos los pasillos de la Universidad en busca de su nueva habitación. Mientras lo hacía posó sus ojos sobre las llaves que aquel extraño pero atractivamente interesante chico le había entregado, detalló un pequeño llavero de conejito rosa que residía colgando de ellas, le resultó adorable.

¿Lo habrá puesto él?

Removió su cabeza ante aquel pensamiento mientras se repetía así mismo que su comportamiento ante aquel chico, cuyo nombre aún desconocía, había sido producto de toda la ansiedad que le provocaba la complicada situación con sus padres, sin mencionar el simple hecho de que hace tan sólo una semana atrás se encontraba siendo una persona común que pasaba desapercibido ante su entorno y cuyo ciclo de vida parecía no tener fin: Ser ignorado por sus padres, saltarse las clases, meterse en problemas para ser reprochado por cualquier superior , y el ciclo se repetía.

Ahora se encontraba en la capital de Corea del sur, sin conocer absolutamente nada y actuando como nunca lo había hecho durante sus 19 años de vida, todo aquello era tan confuso e irreal que hasta le provocaba gracia. Más sin embargo, muy en el fondo Jungkook reconocía que literalmente había salido huyendo de aquel encuentro como un niño asustado, por dios; era el, Jeon Jungkook, y hace tan sólo unos segundos atrás se había comportado como un idiota frente al mayor, había hecho el papel de la típica colegiala enamorada tal y como en esos cursis dramas de los que todo el mundo hablaba, y eso, resultaba totalmente inaceptable para el pelinegro de lechosa piel.

Mordió su labio con fuerza, notablemente sofocado por la explosión de sentimientos que estaba experimentando. No sabía si sentirse furioso por sus padres, vomitar un arcoíris ante aquel monólogo motivacional de "somos tu puta familia", confundido por aquel peligris que quien sabe que estaba invocando cuando entró en aquella oficina, o simplemente asustado por encontrarse por primera vez sólo y a kilómetros de su hogar. Tenía tantas emociones a la vez, que ya estaba considerando la idea de hacerse una prueba de embarazo.

—¿Dónde están las jodidas habitaciones en este lugar? —Soltó ya exhausto, aquel lugar definitivamente era un laberinto y ya le estaba doliendo la cabeza.

Suspiró exhausto y cerró sus ojos apoyándose de espaldas en la primera pared a su alcance, tan sólo quería dormir, esa sería la solución a todos sus problemas.

—¿Te has perdido? —Una melodiosa voz que divisó muy cerca de él lo hizo abrir los ojos de golpe. —Ya te he visto pasar un par de veces por aquí y bueno, te ves algo perdido... ¿Necesitas ayuda?

Analizó al chico frente a él, era tan sólo unos centímetros más alto que el, vestía un conjunto que consistía únicamente en un suéter color beige y jeans negros, casual, pero se notaba que aquel pelinegro de gruesos labios tenía buen gusto y a juzgar su aroma a lavanda, asumió que era de ese tipo de chicos sumamente higiénicos, organizados y de buenas calificaciones.

Odiaba pedir ayuda, pero no le quedó elección. —Sí, ehm... ¿Podrías decirme donde quedan las habitaciones?

—Así que eso buscabas. —Dijo el chico mientras soltaba una pequeña risa. —Las habitaciones se encuentran en los edificios que estan alrededor de la Universidad, sales al campus y ahí están. —El chico posó sus ojos en las llaves que portaba consigo Jungkook divisando el número grabado en ellas. —311, por lo tanto debes dirigirte al edificio número 3.

¿Cómo había podido ser tan estúpido? Pues claro, en aquellos edificios que había visto con números gigantes se encontraban las jodida habitaciones, era lógico ¿cómo no se le había cruzado por la cabeza aquella posibilidad tan obvia? Definitivamente ese lugar estaba afectando su cordura.

❥ ¡Don't Call Me Kookie! •Kookv•❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora