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Jungkook se encontraba dentro de la oficina del director sentado en unas de las sillas de frente a su escritorio acompañado de sus padres, los cuales discutían con el canoso hombre que no pasaba de unos 60 años aproximadamente, sobre un tema que no era de su ínteres en lo absoluto.

Estaba más ocupado dedicándose a observar la diminuta pero muy impecable oficina. Paredes blancas que recubrían todo el lugar con una gran cantidad de medallas colgando en ellas, repisas llenas de trofeos, recuadros de los que parecían ser el equipo de fútbol, algún equipo de nerds haciendo cosas de nerds e incluso algunos estudiantes realizando obras de caridad, mientras que, en el escritorio del canoso hombre se encontraba un porta retrato enorme de la que seguramente era su familia.

Tantas sonrisas, tanta felicidad... Me repugnan.

—¿Me estás escuchando? —Jungkook fijó su mirada en el hombre que al parecer le había estado hablando los últimos minutos y no se dignaba a callarse- ¿Jeon?

—Mmm... ¿Si? —respondió rascando su barbilla con un tono desinteresado mientras veía como su madre volteaba los ojos. El hombre sobre el escritorio río levemente.

—Hablaba acerca de sus antecedentes, Jeon —hizo una pausa para tomar un sorbo de su café —los estuve leyendo, muy interesante en realidad, muy interesante... —ladeó la cabeza alzando una ceja a la ves que los rostros de los padres de Jungkook denotaron preocupación, ya podían esperar lo peor —quiero aclararte que... los voy a pasar por alto. —Soltó de forma directa y la señora Jeon se atragantó con su té.

—¿Qué? —Dijeron los 3 Jeon y el director esbozó una sonrisa

—Así es, confiaré en que tu estadía en nuestra universidad te ayudará a mejorar tu comportamiento y sé que será de tu total agrado. Apartir de ahora, somos tu familia Jeon. —Sonrió para luego palmear el hombro del prelinegro.

¿Familia? ¿Ayudarme a mejorar? ¿Qué clase de basura motivacional es esa?

Asintió levemente con la cabeza mientras notaba el semblante satisfecho de sus padres además de la fría mirada que posaron sobre él. En ese momento, Jungkook supo que ya no había marcha atrás, se quedaría en esa horrible cárcel rodeado de repugnantes personas.

Suspiró derrotado —Bien. —fue su última palabra antes de esplallarse sobre el espaldar de su asiento mirando fijamente al techo.

—Puedes recoger los horarios y las llaves de tu habitación en recepción, allí también debes de hacer tu registro. —habló nuevamente el director entregándole la planilla de registro para luego levantarse de su lugar —Si me disculpan, tengo que retirarme, un gusto conocerlos- hizo una venia y les dedicó una grata sonrisa antes de retirarse de su oficina, dejando solos a los Jeon.

Jungkook se apresuró en tomar sus cosas para salir volando por la ventana pero una mano se posó en su hombro impidiendo su camino hacia la libertad.

—Jungkook, hijo. —el menor levantó la mirada tapándose con la de su padre —Quiero que sepas que puedes contar con nosotros, llamanos si necesitas cualquier cosa ¿si? De verdad te extrañaremos mucho. —Su madre solo se limito a asentir siguiéndole la corriente al señor Jeon.

Jungkook río sarcásticamente mientras caminaba en dirección a la puerta dispuesto a largarse lo antes posible de aquel lugar, pero antes de hacerlo, se volteó a ver a sus padres con una sonrisa cínica.

—Pues lamento informarles, que yo no. —cerró la puerta a sus espaldas sin importarle las caras de sorpresa y confusión con las que quedó la pareja, los había dejado con las palabras en la boca.

❥ ¡Don't Call Me Kookie! •Kookv•❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora