«You're not alone»

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Quizá no percibimos, que cuando estabas sufriendo
Hablamos por horas, se nos pasó el tiempo…




Mahiru no andaba bien.

Kuro lo sabía pues al estar conectados como Eve y Servamp -además de ser pareja hace unos meses- podía sentir que Mahiru tenía algo, casi siempre.

Últimamente Mahiru le pide quedarse a charlar con él, pláticas sin relevancia realmente. Sobre lo que han pasado estos últimos meses, las peleas bobas que tienen al transcurrir el día, las extrañas veces que el peliazul lo ayuda en el hogar entre muchas otras cosas triviales.

Y así se quedaban, hasta que el astro rey hacía su aparición por el cielo.

También ha notado que cuando Mahiru va a dormir, sus ojos por las mañanas están algo rojos he hinchados, como si hubiera llorado. Claro esto le preocupó, pero cuando se acercó a preguntarle el castaño sólo lo miro y le respondió “Estoy bien, no es nada” con una sonrisa, una cansada pero triste. A Kuro no le gustaba esa sonrisa en su solecito pero no siguió insistiendo. Se alistó y espero el aviso del humano para irse a el colegio.


Después del colegio, ya estando por la calle y el sol ocultandose. Kuro y Mahiru caminando a un lado del otro. El vampiro alzó la mirada, algunas estrellas podían verse casi imperceptibles en el cielo oscuro.

Un pequeño roce tímido a sus dedos quito su atención de los pequeños astros para fijarse en el humano a su lado.

Mahiru acercó su manita hacia la del vampiro, intentado anclar sus dedos con los de Kuro de una manera tímida.

Kuro entendió la acción y, de inmediato tomó la mano de MahiMahi entre la de él entrelazando sus dedos dando un ligero apretón.

Sintió como el castaño daba un pequeño salto en sorpresa pero luego se relajó en su agarré. De reojo, observó que su eve tenía su vista puesta en la cera; con un suave rosa coloreando sus mejillas, una tierna sonrisita en sus lindos labios, y sus hermosas joyas ámbar brillando de manera tenue ante la luz nocturna.

Dando otro pequeño apretón, continuaron su camino a casa.


Los días pasaron por lo que parecían normales, aunque Mahiru ya no se quedaba a charlar.

Kuro estaba en la sala, jugando Mario Kart pero realmente no prestaba atención al pequeño personaje siendo masacrado por los demás corredores quedando a consecuencia en último lugar.

Kuro quitó sus ojos de la pantalla y observó el pasillo que llevaba a la habitación de Shirota, éste le había dicho que estaría haciendo alguna tarea para una sus clases y pidió que no lo molestará. Por suerte prepararon la cena antes.

Se sentía algo ansioso, pues no ha escuchado ningún sonido de la habitación del castaño. Levantándose de su lugar en medio de la sala, hizo camino al cuarto de ambos.

Cuando llegó dio un pequeño golpe en lan puerta, no hubo respuesta. Abrió despacito, asomando sólo su cabeza.

Mahiru estaba en su escritorio, por la forma que tenía sus brazos cruzados y su cabeza sobre ellos pudo deducir que se quedó dormido.

Suspirando caminó hacia el castaño. Con cuidado puso sus brazos debajo de las piernas y espalda y lo llevó a la cama.

Lo acomodó y cubrió con las cobijas recién lavadas, acarició su cabeza y se levantó para regresar a terminar su videojuego. Pero unos murmullos junto al temblor del cuerpo del humano lo hizo detenerse.

—“No… me dejes…” logró distinguir entre los murmullos y quejidos de Mahiru, ¿estará soñando?

—“Oi, Mahiru...” susurró de forma suave sacudiendo su cuerpo de la misma manera, pero no hubo reacción.

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