El juguetero, el sobreviviente de Slenderman

56 3 0
                                    

Hola, mi nombre es Michael. Supongo que todo el mundo conoce a Slenderman. Sí, ya sé, ese hombre que lo manipularon en un experimento, que no tiene cara. Como sea, más de alguno de ustedes sabe que busca un amigo para que él se sienta feliz, por eso busca niños y... bueno vayamos al punto. Yo fui unos de los amigos de Slenderman, pero lo odio con toda mi alma. En serio, no se imaginan como lo odio.

Era un niño, no tenia amigos, todos se burlaban de mi, porque yo nací con tres dedos en mis dos manos. Al principio me costaba mucho escribir y necesitaba la ayuda de mi profesora para escribir, pero después ya no me costaba tanto como antes. Sin embargo tenía una gran obsesión con los juguetes, me gustaban tanto que un día quise crear mis propios juguetes con los sacos de harina que mi mamá siempre traía, y para mi el mejor lugar para crearlos era en el bosque, era un lugar cómodo, sentado de un árbol grande y viejo. Ademas si me daba hambre sacaba unas de sus manzanas y me los comía.

Un día fui al bosque, donde siempre me sentaba, de pronto escuché unas pisadas y sentía que alguien me estaba observando, agarre mi tijera de costurera, estaba asustado, ¿Quién no se pone nervioso cuando estas en un momento de suspenso? De pronto miro al frente mio y había una persona muy alta, tenia brazos y piernas largas, no tenia cara y vestía de un traje formal, di unos pasos atrás, hasta que el extraño ser hablo con una voz muy ronca:

—No tengas miedo de mi, no quiero hacerte daño.

—¿Qui...quién eres?

—Soy Slenderman, ¿cómo te llamas muchacho?

—S-Soy Michael.

Realmente estaba asustado, la criatura se agacho y se puso a mi altura.

—Oye tranquilo de verdad no tienes que temerme, si realmente quisiera matarte, lo habria hecho antes. Una cosa...¿Ese es un muñeco?—señalo el juguete que estaba haciendo.

Con una voz mas calmada respondí:

—Si, es un muñeco que estaba haciendo desde ayer.

—Me impresionas Michael, ¿y no te cuesta mucho hacerlo?

—La verdad no, mucha gente me dice que soy hábil en hacer juguetes con mis tres dedos.

Slenderman quedo sorprendido que en cada mano tenia tres dedos y no cinco. Nos quedamos toda la tarde hablando, hasta que mi mamá me empezó a llamar.

—¿Te voy a volver a ver?

—Claro, si tu quieres, puedes ir a buscarme en el mismo lugar que sueles hacer con tus juguetes, y además somos amigos ¿no?.

Quede perplejo, por primera vez tengo un amigo, que orgulloso me sentía, yo le sonreí y moví la cabeza diciendo "si, si lo somos", antes de entrar a mi casa escuché un susurro que decía <<Gracias>> estaba feliz.

Al pasar los años el vinculo que forme con Slenderman fue mas grande, ya tenía unos 28 años, abrí una juguete-ria, todos los niños venían a ver mis juguetes, cada día vendía 30 juguetes al día, toda la noche creando muñecos, figuras de acción, marionetas, títeres, peluches, etc. Después de crear y construir juguetes, Slenderman y yo solíamos caminar por bosque, me gustaba dar caminatas nocturnas, hablábamos mucho, pero no todos los días podía ir a visitarlo por los horarios de trabajo, y el lo entendía perfectamente.

Unos meses después conocí a una joven hermosa, Gabriela, era hermosa, ojos color marrón, con pelo castaño claro y liso, estaba muy feliz viviendo con ella ahora, pero como excusa para ir a ver a Slenderman le decía:

—Voy a mi taller a construir más juguetes—obviamente sí teníamos tiempo para estar juntos, no es por presumir pero yo era muy organizado y astuto.

CreepypastasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora