Ciudad de las estrellas (Parte I)

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¡He vuelto! Disculpen la tardanza. Para todos aquellos que empezaron este fic allá por sus inicios, seguramente ya no se acuerden de lo acontecido, o bien lo mezclen con otros muchos fanfics de Almaia que se estén leyendo. No se preocupen. Les pongo en situación:

Nos encontramos en una realidad alternativa en la que la que Alfred nunca llegó a entrar en la academia de OT. Amaia por su parte, se coronó vencedora igualmente.
Alfred, fiel seguidor del programa, se convierte en un gran fan de Amaia a quien, por casualidades de la vida (o quizá por un antojo del destino) se encuentra en un concierto suyo en un local de Barcelona. Ella había acudido allí acompañada de su amiga y compañera Aitana y su novio, Vicente. (De sujetavelas, vaya).
Agobiada por la llegada de una bandada de fans al establecimiento, Amaia se esconde en un callejón, y Alfred, quien ya pensaba que Amaia se había ido porque su actuación no había sido de su agrado, se la encuentra allí, y decide a ayudarla a salir del apuro.

Y esto es todo, queridos. Disfruten de la historia. Más capítulos próximamente.

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-¿Confías en mí?

Realmente solo le conocía de vista, pero algo en la decisión con la que Alfred formuló la pregunta y el brillo tan especial que se podía apreciar en sus ojos, terminaron por convencer a Amaia, quien tomó su mano y asintió. Él sonrió, y un hoyuelo apareció en una de sus mejillas.

"Ay, que mono" pensó Amaia, que no pudo evitar morderse ligeramente el labio inferior. Entonces Alfred empezó a correr en sentido opuesto a donde se encontraban los fans. Ella, se dejó llevar. 

Unos minutos más tarde, ya habían dejado bastante atrás el local, y se detuvieron frente a un pequeño parque, totalmente vacío y envuelto en la penumbra. Ambos estaban jadeantes, se notaba que el ejercicio físico intenso no iba mucho con ellos, y menos a aquellas horas de la noche. Tras unos segundos de recuperación, Alfred rompió el silencio:

-Ha estado guay, ¿eh? Siempre había querido hacerlo. Huir de alocados fans, ya sabes.

Amaia soltó una risilla nerviosa y fijó la mirada en la mano de Alfred, a la cual seguía firmemente agarrada. Muerta de vergüenza, finalmente la soltó y se apartó un poco de él. Entonces, cayó en la cuenta de que se había ido sin avisar a Aitana. Su amiga iba a matarla.

-Mierda. Tengo que hacer una llamada. ¿Me disculpas un momento?

-Por supuesto, iré a dar una vuelta por el parque mientras. Tranquila, no te perderé de vista.

Amaia le miró fijamente la espalda mientras se alejaba y no pudo reprimir una sonrisa. Aquel chico era...raro. En el buen sentido, claro. Y eso le gustaba.

Cogió el teléfono y buscó rápidamente el número de Aitana en su lista de contactos. Su amiga descolgó apenas hubo terminado el primer tono:

- ¡JODER AMAIA! ¿¡Se puede saber dónde diantres te has metido!? Estaba super preocupada. 

-Lo siento. Es que... me agobié un poco, y salí a tomar el aire. Y me encontré con...Al...berto. El instagramer este catalán con el que coincidimos en la fiesta de Ali. -decidió no contarle la verdad a su amiga acerca de su huida y compañía, pues no quería que entrara en crisis y mandara a todas las unidades en su busca.

-¿El chico con el que te pasaste la noche tonteando y dios-sabe-más-que? Amaia...

-Tranquila, Aiti, en serio. Estamos con unos amigos suyos, y amigas vaya. Estoy bien. Luego te llamo.

-Amaia, si tu hermano se entera de que...

-Aitana, no lo hará si tú no se lo dices. Así que, por favor, disfruta de lo que queda del concierto con Vicente. Luego nos vemos. Chao.

Colgó antes de que su amiga pudiese replicar. Se sentía un poco mal por haber sido tan cortante, pero es que estaba un poco molesta con Vicente, quien había decidido que subir una foto de los tres a sus redes sociales y la ubicación del local era una buena idea. Obviamente, su amiga no tenía nada que ver, pero eso no impidió que Amaia pagase su frustración con ella.

-¿Todo bien?

La voz de Alfred le sacó de su ensimismamiento. Ella sonrió a modo de respuesta y él le devolvió la sonrisa, dejando entrever sus palitas separadas.

-Ven, quiero enseñarte algo.

Alfred le tomó la mano y a Amaia se le erizó cada vello de su cuerpo. Juntos, se adentraron en el parque, avanzando por un caminito labrado en la hierba. Solo conseguía distinguir las siluetas de lo que había a su alrededor, pero se mantenía aferrada a Alfred, quien se movía con seguridad, como si ya hubiese recorrido ese camino miles de veces.

Finalmente, se detuvieron cuando llegaron a una "cesta" (la típica red/columpio por la que había que esperar eternamente cuando éramos pequeños... bueno, y no tan pequeños) y se tumbaron sobre ella, uno al lado del otro. Amaia se dio cuenta de por qué Alfred la había llevado hasta allí.

-Buah, que pasada...

Un inmenso cielo plagado de estrellas se alzaba sobre ellos. La luna, creciente, brillaba junto a ellas. 

-¿Te sabes alguna constelación?-preguntó Amaia, realmente curiosa por saber lo que se podía descifrar en aquel cielo barcelonés de mediados de abril.

-Pues.... Creo que eso de ahí es la osa mayor, y justo encima, la menor. Ah, y eso de ahí tan brillante, es Júpiter. 

-¿En serio? Ala, que guay.

Alfred la miró de soslayo apenas un segundo y devolvió la vista al cielo estrellado. Y entonces empezó a cantar una melodía que llevaba un buen rato rondando por su cabeza. "City of stars, are you shining just for me? City of stars, there's so much that I can't see..."

Amaia quedó maravillada ante el repentino canto de su acompañante. Por unos minutos se había olvidado por completo de que ella era la ganadora de Operación Triunfo 2017, pues simplemente había sentido que era una chica no tan conocida, con un chico desconocido, en un parque, bajo la luz que las estrellas les ofrecían. Recordó también que él se había presentado a los castings, y que, por tanto, cantaba. Y, joder, que bien lo hacía.

Cuando Alfred se detuvo para tomar aire, Amaia decidió continuar con la canción: "City of stars, just one thing everybody wants. There in the bars and through the smokescreen of the crowded restaurants. It's love..."

Ahora era él quien la miraba hipnotizado. "Mi ganadora", pensó. Entonces Amaia dejó de cantar.

Alfred observó su perfil entre las sombras. Ella debió de sentir que la estaba mirando, porque se volvió hacia él, confusa. Y, sin saber realmente lo que hacía, y por qué lo hacía, Alfred acercó sus labios a los suyos y la besó.

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⏰ Última actualización: Jun 05, 2018 ⏰

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