Me encontraba en la carretera, situada encima de mi motocicleta con sonidos de motores rugiendo a mi alrededor. Esperaba ansiosa la señal de salida por parte de la chica que parecía que iba en ropa interior, tal y como hacían los demás.
Al ver como bajaba la bandera, aceleré. Sonreí mientras la brisa de la noche me golpeaba el rostro, y debido a la adrenalina deje ir un grito de euforia.
Me sentía libre.
Al llegar a la meta, la gente me recibió con gritos, coreando mi nombre. No era la primera vez que ganaba, ni tampoco iba a ser la última, pero siempre se sentía nuevo. La sensación de ser querida, de ser necesitada, de ser parte de una familia.
Bajé de mi moto y me dirigí al que yo consideraba mi hermano, Namjoon.
—Has estado genial, HyeSun, ganando como siempre.— me rodeó con sus brazos y apoyó su mentón en mi cabeza, ya que él era un pino y yo un bonsái. Correspondí a su abrazo mientras dejaba salir una una risa socarrona
—¿Lo dudabas?— nos separamos y nos dirigimos donde las bebidas se encontraban. Cogí una cerveza y le di un gran trago.— Yo siempre gano.
Después de estar conversando un rato con Namjoon, decidí que era hora de irme ya que tenía instituto en unas horas.
Al llegar a casa, nadie se encontraba en ésta, cosa que definitivamente era mejor. Sin siquiera ducharme o cambiarme de ropa, me acosté, mientras soltaba un sonoro suspiro.
Desperté gracias al sonido de mi estruendosa alarma. Alargué el brazo fuera de la cama, la apagué y acto seguido aparté las sábanas de mí y fui desganada al baño. Me enjuagué la cara y peiné mi pelo sedoso y azabache. Me vestí con el uniforme escolar y bajé al salón rezando para que mis tan llamados padres no se encontraran allí.
Pero parece ser que Dios no había escuchado mis plegarias.
Estaban sentados en la mesa, mientras desayunaban y charlaban animadamente, pero al verme, sus sonrisas cálidas se convirtieron en muecas de disgusto y frialdad.
Bah, la misma mierda de siempre.
Hice una pequeña reverencia, y dispuesta a comer algo me dirigí a la cocina.
—Ni se te ocurra comer algo, vete a la escuela ya.— dijo mi "madre" mientras me miraba con cara de asco. Asentí y cogí mi mochila, para después ponerme mis converse negras y poder salir.— Ver su cara por las mañanas me pone de mal humor.
Auch.
Cerré la puerta después de escuchar esa frase. Saqué mi móvil junto con mis auriculares y escuché música todo el trayecto hacia el instituto.
Nada más llegar, las miradas indiscretas de los alumnos comenzaron. Esto no era nada nuevo. Aquí yo era "la que pegaba a niños pequeños", "la que vendía su cuerpo por dinero", y más cosas absurdas que se le habían ocurrido a la gente sin vida de este recinto.
Atravesé los pasillos y al llegar a mi clase me senté en mi lugar, guardando mis pertenencias y apoyando mi cabeza sobre el pupitre.
A medida que se acercaba la hora de empezar la clase, el aula se fue llenando de alumnos, y a continuación llegó el profesor, con un muchacho de más de 1.80 y cabello rubio. Al llegar a su mesa, el profesor hizo callar a los simios que tengo por compañeros y presentó al chico.
—Este es Wong Yukhei, un nuevo alumno que ha venido desde Hong Kong. Todavía no domina el idioma, así que espero que podáis ayudarle con todas las dudas que tenga.—
—Hola, soy Wong Yukhei, pero podéis llamarme Lucas.— una sonrisa estaba implantada en su rostro, mientras decía esas palabras en un coreano no del todo perfecto. Acto seguido hizo una reverencia de 90º.—¡Encantado de conoceros!
Cuando el profesor le indicó que buscara un lugar para sentarse, y al darme cuenta de que el único libre era el que se encontraba a mi lado, maldecí internamente. Él en cambio, al hacer contacto visual conmigo, me regaló una sonrisa, para después venir y sentarse a mi lado.
—Hola, soy Wong Yukhei.— ¿acaso es todo lo que sabe decir este chaval? Le regalé una mirada desinteresada y asentí levemente con la cabeza, pero a pesar de eso su sonrisa no desapareció.— ¿Podemos compartir libro?
Si hubiera sido otro de estos animales domésticos no hubiera aceptado, pero por alguna razón me vi empujada a hacerlo. Él entonces sonrió todavía más si es posible y se acercó a mi para leer mejor.
—Gracias...
—HyeSun.— dije desganada sin siquiera mirarle. Él repitió mi nombre y me abrazó, cosa que por un momento me dejó en shock, aunque no tardé mucho en propinarle un puñetazo que hizo que su nariz sangrara. El profesor me expulsó y me obligó a acompañarlo a la enfermería.
Vaya primer día para este chico.
ESTÁS LEYENDO
Chill ; nct lucas
Fanfiction•Cada vez que te veo se me pone la piel de gallina, Lucas•