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Me había contado el motivo de su tristeza, era bueno saber que me tenía confianza y ver que apesar de las pocas veces que estuvimos juntos me he convertido en una persona importante para ella. Generalmente las personas ya no dan su confianza tan rápido y menos con gente con la que han convivido poco. Ella era diferente. Y eso lo pude ver desde el primer momento en que la ví.

La invite a dar una vuelta para que olvidara por un momento sus problemas y su tristeza. Funcionó. Estaba riendo con alegría y estaba muy apegada a mí. Le trataba de contar chistes, aunque no soy muy bueno en ello, me estaba esmerando para sacarle más sonrisas que alegraran el ambiente.
Me dijo que le gustaba el hoyuelo que se marcaba en mi rostros al sonreír. Me sonrojé y ahora estaba quedando en rídiculo, pero ella estaba riendo más que otras ocasiones. Después de todo valía la pena hacer el rídiculo si ella estaba felíz. Acarició mi rostro con sus finas manos y me dió las gracias por haber hecho de sus vacaciones las más locas y bonitas.
Le sonreí y también le agradecí por haberme hecho compañía.

Le comenté que mañana debía de abordar el tren que me llevaría de regreso a mi hogar y a mi rutina. Ella se puso feliz de que volvería a mi vida rutinaria, pero la verdad yo estaba triste de que en esa vida rutinaria ella me faltaba.

Camino ➡ Kim NamJoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora