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Salía a comprar cosas que ya habían en la casa. Tal vez por aburrimiento,o tal vez porque el sentimiento de soledad era demasiado para él. Quién sabe. No todos somos capaces de aguantar el filo contrario de la felicidad que impacta directo en nuestros corazones.

Sin temor, sin pudor, sin esperar. Lo hace rápido, no para hacer el sufrimiento más corto, si no con tal de sorprenderte en tu mejor momento. Aunque no casi siempre es así. Thom no estaba en su mejor momento desde hace siete años.

Las paredes de la habitación que compartía con su mujer eran blancas. Frías. Había una sola ventana por donde el sol asomaba sus rayos de forma tímida, como si supiera sobre la tensión que vivía en aquél departamento.

Era monótono. Sin variedad. Muebles blancos, negros o color café. No habían cuadros o fotografías que decoraran la pared. Yorke siempre quiso tener un hijo u hija que llenara las paredes de su habitación de pósters de sus músicos favoritos.

Al parecer no sería posible. Los vinilos que coleccionaba los guardaba debajo de la cama, su esposa no sabía que hacía unas semanas había comprado ‘mutations’ del músico gringo Beck. En realidad, Rachel no conocía aquella caja de madera en la que Thom atesoraba todos sus discos de pasta dura.

Era decepcionante. Se supone que un matrimonio es como formar un equipo. Ese equipo debe enfrentar todas las dificultades que se pusieran enfrente de ambos.

Y aquella triste unión, era como un barco a la deriva. Esperando a encontrarse con algo que lo tirara abajo de una vez. No harían nada al respecto, porque sabían que aunque lo intentaran no ganarían.

Desde que le mandó ese intrépido mensaje a Rachel, ésta no le respondía. Sabía que lo había leído. De hecho, sentía ganas de reír y también de matarse por ello. Nunca había sido capaz de decirle algo como tal a su esposa. En realidad no era capaz de nada respecto a esa mujer.

Quería tomar el valor para enfrentarla. Pero tampoco quería estar sólo. Tal vez Phil fuera su amigo de toda la vida y lo recibiera en casa cuando se divorciara. Hasta probablemente, su amigo se alegraría por él al verlo en la puerta de su casa con una maleta y una caja llena de vinilos.

— ¿Mutations de Beck? Es un álbum muy lindo. Me gusta mucho todo lo que ha sacado, si te soy honesto —rió de forma tímida— aunque no entiendo a qué género pertenece su música. ¿Es country? ¿Funk? ¡Te juro que no lo entiendo!

— Jonny, el género es lo de menos -casi lo regañó Thom, quien se encontrado al pelinegro cuando éste salió de su trabajo— simple; es música. Con tal de que llegue al alma de una manera u otra, el género no importa.

— Muy emotivo, Thom, pero de verdad quiero saber qué género toca ese sujeto.

Era jóven, fresco y también terco. Thomas puso los ojos en blanco, a continuación sonriendo un poco ante la insistencia del menor.

— Bien. No sé casi nada de música, así que supongo que tendrás que ir a una tienda de discos a preguntar qué género toca Beck. —su contrario se acomodó la bufanda— ¿Qué edad tienes?

El de ojos verdes volteó a verlo aguantando las risas. La respuesta de Yorke se le había hecho cómica, ni siquiera sabía por qué. Era un chico bastante adorable que reía o sonreía por casi todo.

- D-diescinueve -tartamudeó debido al frío- ¿Tú?

Con razón era así. Thom lo envidiaba. El más pequeño tenía altas expectativas respeto a la vida. Sonreía con facilidad, y desde que se lo encontró había reído como cuatro veces. No le faltaban las ganas de aconsejarlo y decirle que no arruinara su vida con tan sólo pronunciar dos palabras en el altar a la persona equivocada.

Era triste pero lógico envidiar a un muchacho de esa edad.

— treinta y dos años.

Hablaron un largo rato camino a la casa del menor. Phil le dijo que intentara trabr amistades. Y no podía negar una oportunidad como aquella. Desde que lo conoció lo había visto simpático, quizá demasiado, a tal punto de que perturbó más su mal humor y terminó respondiéndole mal.

Jonny no tuvo problema alguno. Charlaron sobre música, los estudios del de ojos verdes y el aburrido trabajo con el que lidiaba Thom todos los días. También del mundo moderno, de política y el sistema. Se entendían bastante bien.

Jonathan había olvidado las llaves y llamó al timbre. Un chico unos años mayor que el universitario abrió la puerta.

— Buenas, soy Colin. —estrechó su mano con Yorke, a quien sonrió de manera educada— pasa, Jonny, adentro está Ed.

— Bueno... Adiós, Thom. Sería genial quedar otro día.

Colin observaba desde el marco de la puerta con los ojos entrecerrados. A ver. Que su hermano no tenía más amigos que él y Ed. Era extraño pero no le molestaba.

— ¿Thom, te llamas? Bueno, gracias por acompañarlo. Es una zona bastante... Ya sabes, lamentable -casi empujó a su hermano menor adentro de la casa, quién se despidió con la mano del castaño- Ojalá queden para otro día.

Adentro de la casa, se escuchaba al mencionado Ed cantando en voz alta su nombre con una canción de tal vez rock alternativo de fondo.

Thom rió. Era raro, pero lo había hecho. Su risa sonaba nerviosa, quizá rara. Tal vez porque no lo hacía hace mucho tiempo.

— Nos vemos. Gracias, Thom.

— Por nada. Nos vemos.

Colin también se despidió con la mano y cerró la puerta.

Thomas emprendió el camino a su respectiva casa. Su casa y la de los hermanos Greenwood estaban a menos de diez calles de distancia.
Sí, tal vez fuera una buena idea quedar otro día.

Antes de ir a su departamento, se desvió a una tienda de música para preguntar a qué género pertenecía la música de Beck Hansen.

El tampoco sabía qué diablos tocaba ese tipo.

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YA SE QUE PARECE QYE ME MUERO CADA DOS POR TRES

PERO ACA ESTOY

AGUANTE BECK LOCO

LOS TQM BAI

weird fish on a supermarket - thonnyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora