Los Dioses También Aman

Enviado

     —Bueno, seguro que has anotado tu teléfono en muchos regalos de chivas con ojos bonitos. Dudo que sepas realmente quién soy.

     《Seguramente ni me recuerde》, pensó Alma. 《Han pasado dos días y a saber si es él realmente》.

    —Pues eres la única chica a la que le e dado mi teléfono en mucho tiempo. Si anotase  mi número en muchos regalos, no sabría quién eres. Y tú eres la Chica loca que me dio una bofetada cuando te iba a dar lo mejor de mí.

     Una sonrisa se dibujó en la cara de Alma.

     —¿Cómo te llamas? para mí ahora mismo eres el 《chico del evento》.

     — te diré mi nombre si aceptas lo mejor de mí.

     Alma rio. corrió hacia su ventana y la abrió para que corrige un poco el aire. Se sentó sobre el alféizar. Contempló la puesta de sol mientras se pellizcaba el labio pensando en una buena respuesta.

     —¿Quieres que te dé un beso a cambio de que me digas tu nombre?

     La respuesta no tardó en llegar.

     —Sí, eso estaría bien. Cómo te gustará, después del nombre te podría dar más detalles.

     —Pues Sigue esperando, chico

     《Este chico es tonto. ¿por qué me emociono? Se está comportando como un niño. Como todos》.

     —Ser tan loca duele, ¿sabes? Yo también tengo sentimientos.

     En ese instante, la puerta de su habitación se abrió. Era su madre.

     —Alma, la cena está lista —le dijo—. Acaba de llegar tu padre... ¿Se puede saber qué haces en la ventana?

     Alma apartó al celular y la miró con una sonrisa inocente. Su madre era una mujer alta, de pelo corto y ojos azules. Parecía cansada. Le habían aparecido ya algunas arrugas en la frente que ni siquiera un poco de maquillaje conseguía ocultar.

     —Estoy ocupada, mamá —Contesto Alma, señalando el celular.

     —Esta bien. No tarde — indicó su madre, cerrando la puerta.

     《Voy a despedirme de él. No quiero parecer una maniática. Si quiere, ya me dirá algo》.

     —Tú ya sabes mi nombre, pero puedes guardarme como 《Chica loca》 si quieres.

     —Desde el primer instante te puse ese nombre junto con un corazón.

     《Este chico es idiota. Pero me gusta》, pensó Alma.

     —Me tengo que ir. Tengo que cenar y estudiar para mañana. Ya hablaremos. ¡Un beso!

     —Vaya, además de loca, también eres nerd. Eso es bueno. ¡Un beso enorme! ¡Ya hablaremos!

     Alma bloqueó su celular y cerró por un instante los ojos. 《Quien lo quería besar esos labios tan carnosos. Quién no caería rendida a sus pies. Esto debe ser un sueño. Que nadie me despierte》, se dijo. Después, abandonó el alféizar y salió de su cuarto, directo al comedor.

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Ya no hay vuelta atrás.

Y lo prefiero.

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Cupido