Nadie me dijo que el precio de ser uno mismo podia llegar a ser tan elevado y a la vez, mientras mas lo piensas, mas codiciado.
Es como volar lejos de unas cadenas que aceptaste ponerte por voluntad de otros que con sucias tretas te pedian.
Sentias que les hacias un favor, a ellos y a ti. Pero que sentido tiene ser feliz atado a una cadenas pudiendo estar lejos de ellas, pudiendo desencadenar a otros de las suyas propias y de las que otros les han puesto.
El poder que podemos llegar a tener para influir en otros es difícil de medir, pero el que podemos tener sobre nosotros mismos, sobre nuestros deseos, pensamientos, acciones, es mucho mayor, ya que tan solo depende de una sola y única fuerza hecha un solo ser indescubierto que tiene todo el mundo ante sí.
El mundo es de todos, no podemos hacerlo nuestro porque es inmenso, pero lo que si puedes hacer tuyo es tu propio mundo, el que hay dentro de ti, que no tiene límites algunos excepto los que tu te pongas. Asi va el juego.
Date el lujo de ser tu mismo, tu misma.
Nunca dejes de lados tus principios por nadie si para ti son válidos y crees en ellos. Pero tampoco rechaces escuchar al contrario y aprender de sus creencias, tal vez estas puedan aportarte algo, darte un giro de mirada hacia algo que puede tener mas posibles variables.Nunca dejes de ser tu, pero tampoco te cierres a dejar que otros compongan tu ser con sus enseñanzas si estas te ayudaron, con sus gestos de bondad y cariño, con su ayuda en momentos de necesidad.
Nunca olvides quien eres, pero mucho menos olvides a quienes te ayudaron a ser lo que eres, porque tanto en lo bueno como en lo malo se aprende y se crece.